Les garçons et Guillaume, à table! (à traduire)

  Francia, 2013
Dirección y guión: Guillaume Gallienne
Reparto: Guillaume Gallienne, André Marcon, Françoise Fabian, Carol Brenner, Charlie Anson
Duración: 87 minutos

Nota Cinecritic
  Les garçons et Guillaume, à table! es la primera película de Guillaume Gallienne, quien triunfó recientemente en los Premios César (recibió 5 premios, entre ellos el de mejor película y mejor actor). La película es autobiográfica, tomada del espectáculo del mismo autor y del mismo nombre, que vio la luz en 2008.
En su película, de la misma forma que en su espectáculo, Guillaume cuenta con humor e ironía sus desventuras de adolescente, incómodo en su cuerpo y con su género, perturbado sin cesar por sus hermanos y su padre, por estar demasiado alejado del rol de hijo de buena familia al cual está destinado.
Es nulo en deporte, venera a su madre, se siente halagado cuando se le dice que danza como una muchacha y juega en secreto a la noche, en su cuarto, a ser Sissi la emperatriz.
En resumen, no es realmente el hijo con quien soñaría un padre "a la antigua", sustentador de valores tradicionales francamente retrógrados.
Pero si el filme es claramente autobiográfico, el relato que nos entrega Guillaume Gallienne traduce una cierta distancia frente a sí mismo y a su historia, poniendo gran énfasis en la auto-irrisión con el fin de volver su relato a la vez divertido y emotivo.
Ciertos personajes flirtean con la caricatura, (el episodio en España reúne no pocos clichés), pero es sólo para servir mejor al propósito cómico… y funciona bastante bien.
En términos generales, el filme realmente no derrocha sutileza. Se trata de una comedia donde todo se despliega para servir a la intención cómica: mímicas, personajes caricaturescos, situaciones surrealistas, etc. Pero la mezcla se da bastante bien y ciertas escenas son verdaderamente hilarantes (cuando Guillaume se ve sorprendido por su padre jugando a ser Sissi la emperatriz).
Guillaume Gallienne viene del universo del teatro y esto se transparenta en la película, que se apoya en diálogos truculentos y una interpretación de actores remarcable: el realizador interpreta el rol de sí mismo y el de su madre a la vez, y es verdaderamente impresionante.
Todo comienza en un camerino de teatro y numerosos elementos hacen referencia al teatro a lo largo del filme: sucesión de sketches, disfraces, travestismos, trabajo de decorados.
El relato se construye sobre idas y vueltas entre el pasado (la infancia, la adolescencia, el adulto joven que fue Guillaume) y el presente (el adulto maduro y realizado que ha superado sus confusiones identitarias). El presente es el actor en escena, que habla al público de la misma manera que el coro del teatro antiguo servía para comentar la acción. Guillaume nos cuenta su historia desde el presente, y observa junto a nosotros su pasado con humor y ternura.
La mezcla entre realidad y ficción es bastante inquietante, porque aunque se trate de una película, es la vida de Guillaume la que se pone en escena, y su madre, elemento central del relato, aparece en carne y hueso al final como para dar su consentimiento a todo lo que acaba de ser dicho.
La fuerza de la película reside en un fondo que se transparenta más allá del humor y del grotesco: el malestar de un joven que cuestiona su identidad, que no encuentra su lugar en su familia, que no sabe cómo abordar su sexualidad.
Estas preguntas hacen eco en los debates que marcaron la actualidad francesa de estos últimos meses, y en esto la película es providencial.
Después del furor de las manifestaciones anti matrimonio para todos y anti género, Guillaume Gallienne trata estas cuestiones con una naturalidad y una frescura muy oportunas. Y su coronamiento en los Premios César es una burla a la virulencia de los discursos que se expresaron últimamente.

Mélanie Romat