Del consagrado director brasileño Walter Salles (Estación Central, 1998; Diarios de Motocicleta, 2004) se estrenó el largometraje On the road, basado en el libro homónimo de Jack Kerouac. El film se basa en la historia real, en gran parte autobiográfica, del autor del libro. Sal Paradise (interpretado por Sam Riley) es un neoyorquino aprendiz de escritor que, tras la muerte de su padre, conoce a Dean Moriarty (Garrett Hedlund), joven ex convicto de un carisma irresistible. Dean está en pareja con la muy liberal y seductora Marylou (Kristen Stewart). Entre Sal y Dean, el entendimiento es inmediato y fusional. Decididos a no dejarse encerrar en una vida aburrida y mediocre, los dos amigos rompen lazos y toman la ruta junto a Marylou. Sedientos de libertad, los tres parten hacia el oeste en busca de aventuras, del encuentro con otros y consigo mismos. El origen, el libro: Entre el 2 y el 22 de abril de 1951, Jack Kerouac escribió una novela de 125 mil palabras sobre un soporte en papel de 36,5 metros de largo. Tenía entonces 29 años. Se trataba de una historia autobiográfica escrita en prosa espontánea, una técnica inspirada en la escritura automática surrealista. Kerouac pegó las hojas oficio una tras otra para formar un extenso rollo de papel, lo colocó en la máquina de escribir y comenzó a tipear. Luego de finalizada la escritura de On the road, en mayo de 1951, Kerouac comentó en relación al soporte sobre el cual había trabajado: "Lo hice pasar por la máquina de escribir sin ningún párrafo… lo desplegué sobre el piso y se parecía a la ruta". El film de Salles abre con un plano de la ruta y cierra con el rollo de papel en el que Sal Paradise, alter ego de Kerouac, escribe su novela autobiográfica. En cierta forma ese manuscrito, comprendido en un solo párrafo de 370 páginas, es una metáfora y una inmortalización de esa ruta. En contexto ¿Pero qué estaba aconteciendo en los Estados Unidos, en el cine y en las artes plásticas en la época en que Jack Kerouac redactó su manuscrito y, más tarde, durante su publicación? La posguerra traía consigo grandes promesas de prosperidad para Hollywood, la industria acumulaba premios y taquilla a niveles insuperables. Sin embargo esa prosperidad entró en declive con la llegada del macartismo, periodo que se desarrolló entre 1947 y 1956, cuando el senador Jospeh Mc Carthy desencadenó un extendido proceso de delaciones, acusaciones infundadas, denuncias, interrogatorios, procesos irregulares y la creación de listas negras contra personas sospechadas de sostener la ideología comunista. Los sectores que se opusieron a este proceso lo denominaron "caza de brujas" y llevó al dramaturgo Arthur Miller a escribir su obra Las brujas de Salem (1953). De esta caza de brujas no quedaron exentos actores, productores, guionistas y directores de Hollywood, entre ellos, los guionistas Albert Maltz, Samuel Ornitz y Alvah Bessie, y el director Edward Dmytryk entre muchos otros. Más terrible aún fue la utilización de un grupo de delatores entre cineastas célebres como Walt Disney y Elia Kazan, o actores como Robert Taylor, Gary Cooper y John Wayne. La antigua prosperidad de la industria cinematográfica dio lugar, a partir de entonces, a una dura crisis, con una merma considerable en el número de entradas vendidas y el cierre de cinco mil salas. En esa misma época surgen actores que la historia va a identificar con personajes marginales, atormentados o en rebeldía contra la sociedad: Marlon Brando y James Dean. Con The Wild One (1953), Lazlo Benedek llevaba a la pantalla a Marlon Brando en la piel de un jefe de banda que aterrorizaba a una pequeña ciudad para afirmar su voluntad de poder. Por su parte Fred Zinnemann expresó su odio a la guerra en The men, donde Brando interpreta el rol de un soldado que vuelve de la guerra atrozmente mutilado. Hacia 1955 Nicholas Ray demostró su gran maestría con Rebelde sin Causa, uno de los filmes de culto que mejor expresan la inquietud de la adolescencia norteamericana durante la Guerra Fría. James Dean inmortalizó allí al clásico joven perteneciente a lo que Jack Kerouac llamó la "Beat Generation", con su modo de vestir con camperones de cuero negro, el cabello desordenado, los autos deportivos ultra veloces y una actitud rebelde hacia las normas socialmente establecidas. Ese filme describía a una familia norteamericana de clase media, la evolución de una carrera de autos hacia la muerte y una secuencia en un planetario donde el miedo a la guerra atómica se presentaba como el origen psicológico de la rebeldía de toda esa generación. En la vida real, el mito de James Dean nació el mismo día que falleció el actor en un accidente automovilístico. Las artes plásticas no quedaron fuera de la tendencia. En Estados Unidos era entonces el boom del Expresionismo Abstracto, movimiento plástico liderado por Jackson Pollock, quien en 1956 tuvo un final trágico también provocado por un accidente automovilístico. Podemos considerar a Jackson Pollock un artista ícono de la Beat Generation. Su técnica despertó especial interés por el modo no tradicional de aplicar la pintura, desarrollando un método personal que consistía en colocar el lienzo sobre el suelo, para luego verter, gotear y lanzar pintura con la ayuda de toda clase de instrumentos (no solamente pinceles), formando configuraciones sorprendentes. Su pintura simple y espontánea fue aclamada como iniciadora del "action painting" o pintura de acción, ya que no se basaba en la contemplación e imitación de la naturaleza, sino en la acción del cuerpo directamente sobre la tela, de un compromiso físico sobre el soporte sin precedentes. Sus trazos no eran premeditados ni bosquejados, surgían de arranques de espontaneidad, libres del pensamiento racional, un poco en la línea de la escritura automática sustentada por la literatura y la pintura surrealistas. Recordemos que algo similar dijimos del estilo de Jack Kerouac para la escritura de On the road. El filme de Walter Salles La idea de adaptar On the road a la pantalla grande surge de Francis Ford Coppola, quien ya había comprado los derechos de adaptación en 1979. La fructífera experiencia de Salles en el género de la road movie, convenció a la familia Coppola -Francis Ford y su hijo Roman- de darle al realizador brasileño la dirección del proyecto. Walter Salles aceptó el desafío llevado por su propia fascinación hacia el texto, el cual había leído durante el periodo militar en Brasil, con toda la carga de censura y represión hacia todo lo que estos personajes ficcionales representaban. "El aliento libertario de Dean, Sal y los otros personajes del libro, el movimiento constante, la experimentación, el sexo, el jazz o la droga eran como el contracampo de lo que nosotros vivíamos", recordaba Salles durante una entrevista. Para él, el libro de Kerouac es un canto a la libertad y una actitud de joven rebeldía frente a un entorno opresor, en cualquier lugar y época. El filme retrata la generación de artistas nómades de los '50, la Beat Generation, la única voz en los Estados Unidos contra el macartismo y la caza de brujas. Una generación de artistas bohemios y hedonistas que experimentó con nuevas formas de creación, que exploró los sentidos, que luchó contra el conformismo y vivió al ritmo furioso del Bebop, bajo los efectos de las anfetaminas y el vértigo de los autos veloces. De hecho la Hudson en la que viajan Sal, Dean y Marylou es un personaje más de la trama, cubriendo siete mil kilómetros de ruta de este a oeste y de norte a sur del país. La Hudson es todo un símbolo de esa generación que amaba la velocidad y el riesgo. La cámara permanece constantemente sobre los rostros y los cuerpos, descomponiendo la imagen, reventando el grano de la película, metiéndose en el alma de los personajes. Esa forma de filmar le da al espectador la oportunidad de acercarse lo suficiente como para sentirse partícipe de la trama. A veces aparecen imágenes casi abstractas y medio envejecidas gracias a la utilización de filtros especiales que dan a la fotografía ese aire antiguo, acorde a la época que se desarrolla entre 1948 y 1951. El vestuario y la escenografía son muy cuidados y acordes a los tiempos, mientras que la música ocupa un papel preponderante, acompañando el ritmo frenético de la acción y también los momentos más sosegados de introspección reflexiva. Los protagonistas son seres marginales, algunos por haber sido rechazados por sus familias, otros por no encajar dentro de lo que la sociedad consideraba "normal" en aquel entonces. Por ejemplo Dean Moriarty-seudónimo creado por Kerouac para mencionar a su amigo Neal Cassady- busca a un padre que no parece hacer ningún esfuerzo por ser hallado, Carlo Marx (seudónimo del escritor Allen Ginsberg) era homosexual, algo que todavía no era socialmente aceptado a fines de la década de los '40, y Marylou estaba muy lejos de ser el arquetipo de una recatada ama de casa de clase media norteamericana. On the road es una road movie con tinte autobiográfico. Pero sobre todo es el retrato de un grupo de escritores, pintores y cineastas que representaron a toda una generación que pasó de la euforia de la posguerra al miedo angustiante a una hecatombe nuclear, y que sufrió, además, la persecución macartista. Muchos de estos artistas murieron jóvenes o tuvieron que exiliarse, y por ello no llegaron a disfrutar del optimismo sesentista marcado por el pop art y la música rock. Adriana Schmorak Leijnse
Bibliografía Sadoul, Georges. Historia del cine mundial. Siglo XXI editores, México, 1998 Gombrich, Ernst. La Historia del Arte. Editorial Sudamericana, 1999 Macarthismo. Wikipedia. http://es.wikipedia.org/wiki/Macarthismo
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