Madagascar 3 (à traduire)

Estados Unidos, 2012
Título original: Madagascar 3: Europe's Most Wanted
Dirección: Eric Darnell, Tom McGrath
Guión: Eric Darnell, Tom McGrath, Noah Baumbach
Reparto: (Voces de) Ben Stiller, Chris Rock, Jada Pinkett Smith, David Schwimmer
Duración: 93 minutos

Nota Cinecritic
Buena

A pesar de que el título original de la tercera parte de esta excéntrica historia de animales domesticados sea "los más buscados de Europa" en España, cómo no, lo han cambiado de cabo a rabo para darle un aire más guasón y optimista. Y debo decir que por una vez estoy de acuerdo.
Porque si hay algo que le sobra a Madagascar 3 es marcha, mucha marcha, demasiada marcha (aunque poca Europa, a saber: Roma y Londres). Y sin embargo le falta todo lo demás. Empapada de gags ridículos y acentos aun más ridículos, esta película es un constante bombardeo de imágenes a todo color -incluyendo el neón- que cansan la retina y el cerebro y dejan totalmente insatisfecha la sed por la diversión.
Una verdadera pena tratándose de una franquicia que había conseguido lo que pocas: tener una segunda parte más entretenida y humana que la primera.
Madagascar 3 adquiere ahora unas impropias dosis de adrenalina y en apenas 90 minutos nos meten por los morros (y con calzador) una historia que alcanza una velocidad y unos límites de surrealismo indignos incluso de la compañía Dreamworks. No es que esta película desafíe las leyes de la física, sino que directamente se los pasa por el arco del triunfo de un modo que desconcertará incluso a los más pequeños.
Ni siquiera la historia genera la más mínima empatía. El león Alex (soso y neurótico como de costumbre), la cebra Marty (mucho menos humana y más ridícula), la jirafa Melman (perdida su hipocondría sin dar ninguna explicación) y la hipopótamo Gloria (abandonado su carácter arrollador) son infelices en África y añoran (¡aun!) Nueva York, de modo que deciden ir a buscar a los pingüinos a los casinos de Monte Carlo para que estos les lleven en su avión a casa -no se explica cómo llegan desde el corazón de África hasta los casinos de Mónaco-. Puesto que son acechados y perseguidos por una cruel y sádica agente francesa, tienen que entrar de polizones en un circo en el que, mira por donde, descubren que si son felices.
A los seguidores de esta franquicia no solo no nos dejan disfrutar de los antiguos personajes, sino que además introducen nuevos envueltos en estereotipos étnicos y culturales que no generan nada más que suspicacia. Así, no aparece ni uno solo de los personajes que conocimos y amamos en la divertida África de Madagascar 2. Los pingüinos, perdida su personalidad gamberra y genuina (hasta ahora lo más divertido de la saga, sin duda) dejan de ser cucos y coquetos para convertirse en meros y aburridos hombres de negocios cuyas apariciones se cuentan con los dedos de una mano.
La belicosa ancianita es indignamente sustituida por una mala malísima agente con marcado acento francés que persigue a sus presas con el afán de un depredador, una mujer que parece un cruce híbrido entre el androide de Terminator 2 y Edith Piaf.
Desaparecida la profunda y sincera amistad que existía entre los cuatro protagonistas, ahora sustituyen esa humanidad por un improbable y forzado romance entre Alex y una leopardo trapecista que no engañará ni a las niñas más románticas. Otro enamoramiento, probablemente lo más destacable de esta cinta, es el que ocurre entre el rey Julien y una enorme osa de circo (lacito en la cabeza) con cara de malas pulgas que anda primero en triciclo y luego en moto.
Banal y decepcionante en muchos aspectos Madagascar 3 es una rápida sucesión de gags y clichés más que superados, con especial encono a los franceses. Esperen y vean... O no.

Anahis Bahillo

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