Septembre - Octobre 2021
Blancanieves (à traduire)
España, 2012 |
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Parece ser que este es el año de Blancanieves en el cine. Después de dos superproducciones estadounidenses con grandes estrellas como Charlize Theron o Julia Roberts, llega a las pantallas una nueva versión del cuento. La Blancanieves dirigida en España, por Pablo Berger, es una película diferente, lejos de la línea comercial y de gran presupuesto de las anteriores. El film empieza a ser valorado por su gran calidad. A parte de haber sido recompensado en la pasada edición del Festival de San Sebastián con el Premio Especial del Jurado, ha sido también seleccionada por España a los Oscar de la mejor película de habla no inglesa, del próximo año. Pablo Berger, que anteriormente había rodado Torremolinos 73, firma aquí su obra más original, comprometida y arriesgada. Su Blancanieves es torera, folclórica y se llama Carmen. La historia se desarrolla en los años 20, en el sur de España, entre toreros, cantantes flamencas, guitarras, castañuelas y mucha pasión. Además, el film es mudo y está rodado en blanco y negro, apuesta que Berger ya ideó desde hace siete años, antes del éxito internacional de The artist. Todas estas peculiaridades hacen de Blancanieves una película diferente que merece la pena verse por su originalidad. La realización y el guión del film son espectaculares porque consiguen transmitir una gran magia que fascina al espectador. Es cierto que en un principio, el planteamiento puede parecer un tanto disparatado y surrealista. Sin embargo, las imágenes son de una belleza espectacular, con una fotografía de sombras que ilumina a todos los personajes de forma maravillosa. Las escenas del toreo llaman poderosamente la atención. Tienen un ritmo y un desgarramiento que impresiona. Toda esta belleza formal del film se acompaña de un guión muy bien estructurado, donde se cuenta la historia de Blancanieves, respetando el cuento tradicional en sus líneas esenciales, pero trasladándolo a otro ámbito y con personajes un tanto surrealistas. La madrastra, interpretada por Maribel Verdú, una de las mejores actrices españolas de la actualidad, es profundamente malvada, perversa, pero también resulta patética en su afán por triunfar ante la modesta Blancanieves. Es un personaje que nos inspira por un lado una cierta pena por sus vanos esfuerzos de destruir la pureza de su "rival" y por otro lado, nos produce risa por su ridículo afán de ser, lo que hoy llamaríamos, una "fashion victim", obsesionada por la apariencia y la moda. Frente a ella, Blancanieves está interpretada por Macarena García, que se estrena a aquí con su primera película con una notable actuación. Sensibilidad, encanto, pureza, todo ello es lo que consigue transmitir en un personaje apasionante que triunfa con una troupe de enanitos toreros. Un viaje que le llevará a la felicidad, después de una desdichada vida, convirtiéndose en una triunfadora torera. El resto del elenco es también de gran calidad como el actor mejicano Daniel Giménez Cacho, soberbio en su papel de torero decrépito y Angela Molina, que realiza aquí uno de sus mejores trabajos. Otra de las bazas del film es la banda sonora. Una música genuinamente española, de flamenco y guitarras, que acompaña la plasticidad de las imágenes, dando emoción y desgarro a la historia. A diferencia de las Blancanieves americanas, citadas más arriba, en este caso, se trata, ante todo de una obra de autor con una emoción y sensibilidad que aporta algo especial a la historia original. Blancanieves de Berger no solo la reproduce como hacen las otras con grandes medios cinematográficos, muy comerciales, sino que aporta una reflexión y una magia que dan otra óptica del cuento de Grimm. Una película que se recuerda con emoción. Carmen Pineda |
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