Septembre - Octobre 2021
¡De panzazo! (à traduire)
México, 2012 Dirección: Juan Carlos Rulfo y Carlos Loret de Mola Reparto: Carlos Loret de Mola, Denise Dresser, Elba Esther Gordillo, Federico Heroles Reyes. Duración: 80 minutos Nota Cinecritic ![]() |
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El director Juan Carlos Rulfo (Del olvido al no me acuerdo, 1999; Madero muerto memoria viva, 2010), hace mancuerna con Carlos Loret de Mola (periodista) para traernos este documental que trata de poner el dedo en la llaga de un problema que ha venido atribulando al pueblo mexicano por muchas décadas, el asunto de la educación en el país americano. De una manera directa y pretendiendo quitar tapujos sobre el tabú de lo que es el hablar de asuntos tan espinosos dentro de la administración pública de México, ambos muestran de manera fehaciente el lamento y la crítica acida en voz de un pueblo que ya quisiera resolver de forma tácita el problema que lo desgarra desde el fondo de lo que pretende ser el futuro de una nación: la juventud. Ambos conjuntan sus fuerzas para presentar de modo vívido, la experiencias recopiladas en muchas horas de grabación, por muy distintos medios, el sentir real de un pueblo que siempre ha lidiado con la problemática del por qué nuestra juventud no puede avanzar de la misma manera y al mismo ritmo de los países desarrollados, por qué nuestra juventud no lee lo que en los demás países es considerado como vital, la manera en que algunos personajes llevan la batuta en la dirección de una nación sin importar el daño que se hace en aras de mantener del poder, la visión desde el corazón de la juventud que opina acerca de la problemática que los embarga, el sentir de un país de adolecentes que van sin rumbo, sin directriz; la película se mueve a un ritmo desigual que permite vislumbrar los diferentes tipos de grabaciones que se obtuvieron para el rodaje, que va desde la cámara fija hasta grabaciones dentro de las instituciones hechas con celulares. El filme es de crítica hacia un sistema impuesto desde hace mucho tiempo en México y trata de mostrar en toda su crudeza la falta de atención que desde tiempo atrás los gobiernos han tenido hacia un asunto de tan vital importancia como lo es la educación; las críticas por parte del alumnado son desgarradoras y la opinión que los mismos tienen sobre los maestros y el sistema es avasallador, todos hablan de la manera más áspera al referirse al interés del magisterio por los escolapios, algunas tomas pretender ser satíricas al referirse a preguntas que deberían ser de respuesta fácil y por un método escandalosamente burocrático no se tienen; el movimiento de la cinta es más como un reportaje gigante que un documental en toda su extensión. Loret de Mola hace gala de su profesionalismo al intentar ser incisivo con sus preguntas a importantes personajes de la educación dentro de la política mexicana, pero se queda corto, no se ve un despegue total del filme; las opiniones declaradas por parte de la población en general, se sienten tibias, como si se hubiera aprendido a vivir con ello siempre, a diferencia de otros documentales en donde se ve la intención de la población por hacer un cambio y pugnar por lograrlo, aquí no se nota ese fervor del pueblo por alcanzar el cambio. Los estudiantes no se preocupan realmente por una educación de calidad. Los documentales en México están teniendo un repunte importante en los últimos años al estilo de Presunto culpable (2011) y los grandes festivales dentro del país como Ambulante y Cineseptiembre, pero aunque se muestren las carencias de un pueblo la población no parece interesada en arreglar las deficiencias. La película cumple su cometido de mostrar el problema pero sin llegar al fondo ni presentar alternativas de solución; los números que muestra son agresivos y fríos, pero ni aun ellos lograr hacer despegar de manera total la cinta; el director se queda en un plano meramente contemplativo y no aporta posibles soluciones. A últimas fechas, el filme levanto revuelo con algunas declaraciones de las personas que fueron entrevistadas dentro de la película, que se sintieron ofendidas con algunos matices que se le pretendieron dar de corte político, pero nada de eso, no hay nada ofensivo o denigrante, tan solo el mostrar una realidad de un país, una realidad que a nadie importa. Javier Mora |
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