Chico y Rita
España, 2010 Dirección: Fernando Trueba, Javier Mariscal, Tono Errando Guión: Fernando Trueba, Ignacio Martínez de Pisón Música: Bebo Valdés Duración: 94 minutos Nota Cinecritic ![]() |
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Chico y Rita es la historia de dos jóvenes apasionados por el amor y la música. En la Cuba de finales de los años 40, Chico sueña con saltar a la fama como pianista de jazz para algún día llegar a hacerse un nombre en la soñada América. A su vez, la preciosa Rita pasea su voz sensual por los distintos clubes de La Habana. Una noche, el destino decide juntarles en una relación inestable y pasional que les separará y les volverá a unir a lo largo de sus vidas por los distintos rincones del mundo. Trueba y Mariscal se inspiran en la vida de Bebo Valdés para dar forma a este film que, sin embargo, no pretender ser un retrato de la vida del compositor cubano sino de todos aquellos músicos cubanos que fueron a probar suerte a Nueva York, junto con otros músicos de jazz anglosajones. Esta fusión entre ambos daría lugar a una etapa fantástica que revolucionaría la música de la época. Chico y Rita es -citando a sus autores- "un homenaje sensual y nostálgico a los años 1940-50, época dorada del jazz y del melodrama hollywoodiense". Chico y Rita supone, ante todo, una experiencia estética. La historia que narra es totalmente clásica e incluso previsible, hasta el punto de seguir la típica estructura del chico conoce chica (Chico conoce Rita), se enamoran y pesar de que un obstáculo -la fama- les hacen distanciarse, acabamos entendiendo que... ¡exacto!, que nada es más fuerte que el amor. Con esta premisa podemos contar cientos de historias, además de otras tantas que ya fueron contadas. Sin embargo, esto no molesta en absoluto en el desarrollo del film, puesto que no creo que la intención inicial fuera sorprender con una historia original, si no hacerlo con una película realizada de manera distinta. Un film que enamorase nuestros sentidos. Y en esto, la experiencia de Trueba y la imaginación y técnica de Mariscal han hecho un trabajo impecable. La música de la película, interpretada por Bebo Valdés, Idania Valdés y Estrella Morente, emociona al verse encarnada por unos personajes que, aunque se trate de dibujos, son capaces de transportarnos a aquella época de lucha y expansión musical. Mariscal y su equipo logran unos personajes totalmente humanizados y cargados de emociones que aportan una estética única a la película, así como ese frescor de ver algo nuevo. Personajes que se impregnan y transmiten esa energía característica de la música de Valdés. El trabajo artístico de Mariscal es espectacular. No sólo por esta capacidad de expresividad de los personajes si no, sobre todo, por cómo está tratada la luz a lo largo de todos y cada uno de los dibujos. Luces de la mañana que se cuelan por una ventana dibujando rayos del sol perfectos, dotando de realismo el universo único de Mariscal, ahora puesto en manos de Trueba y Errando. Luces de neón en Las Vegas o en clubes de La Habana, más pobres pero igual de brillantes. El estallido de color de una Cuba llena de vida y su opuesta Nueva York, monocromática, gris. Tanta fue la intención de captar perfectamente los aires de la época y de las ciudades que aparecen en la película -sobre todo Cuba y Nueva York-, que los tres autores tomaron ciertas determinaciones antes de embarcarse en el proyecto. Como explicaron en la proyección del film, Mariscal viajó a estas dos ciudades con un sólo objetivo: rescatar los archivos fotográficos de las ciudades a finales de los años 40. "Las fotos que nosotros encontramos -dice Mariscal- nos dieron mucha información sobre los cubanos de esa época, sobre su vestimenta, sus rostros, sus calles, sus vallas publicitarias, sus coches, sus bares, su manera de vivir, sobre la increíble vida de esa ciudad increíble". Tono Errando, por su parte, convenció a Trueba para ir a rodar a La Habana cuatro semanas a finales del 2007. Como dijo Trueba, "esto nos permitió darles a los animadores muchísima información visual sobre el movimiento de los actores, pero también sobre los movimientos de cámara, para que estos fueran más orgánicos, más humanos". Aún así, Trueba admite que en un principio tuvo ciertas dudas respecto a este método, que finalmente resultó totalmente idóneo. Errando confirma que el cuarto día de rodaje, Trueba le agarró por los brazos y le dijo "Ya está, ahora entiendo por qué estamos aquí. Estamos transfiriendo en alma del guión en la propia película". Y esa es exactamente la impresión que nos provoca Chico y Rita. Una película con alma, un espectáculo para los sentidos. Marina Sabio |
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