El éxito de “Joker” parece casi como si todo el mundo hubiese encontrado en la cinta una especie de escapatoria a cierta anodina vida que tenemos, porque el personaje plantea que la locura es consecuencia de un desarraigo social, una falta de aprecio por parte del mundo hacia nuestra persona. Todd Philips se centra en la historia de un alienado, un personaje que carece de empatía por el mundo, en la senda del Travis que llevó a cabo Robert de Niro en “Taxi Driver” de Scorsese, pero hay diferencias fundamentales, pese a los guiños constantes de la película a esta y a “El rey de la comedia” también con De Niro, que no por casualidad, interpreta aquí a Murray, un showman que lleva un programa nocturno donde cuenta chistes y recibe a invitados. ¿Cuál es el problema de “Joker”? Bajo mi punto de vista, funciona muy bien, tanto es así que te deja hipnotizado cuando la ves, pero subyace una trampa, la película sabe que el espectador caerá en las redes del efectismo, tanto de la continua alienación del personaje, como también en la madeja que va proponiendo: todos somos víctimas de una sociedad que nos deja fuera, de ahí la escena en la que todos los payasos se rebelan en la ciudad de Gotham. Indudablemente, la interpretación de Joaquín Phoenix es memorable, logra una autenticidad que te deja desarmado, pero a la vez, vemos como el protagonista imita escenas de la ya citada “Taxi Driver”, lo que en aquella era una gradación hacia la violencia comprensible, aquí se nos antoja forzada, con esa tremenda risa que solo le causa problemas. El tarado que es el protagonista lleva una pistola a un sanatorio de niños con cáncer, se imagina una relación con una mujer que no vive en realidad, tiene una madre que lo maltrató de niño. Cuando ves la película, parece que estás viendo guiños a “El rey de la comedia”, una magnífica película de Scorsese, a “Psicosis” y otras cintas de gran fama. Todd Philips va generando un malestar en el espectador porque todo lo mira Phoenix y no podemos apartar la mirada de este lunático, pero en el climax de pesadilla que nos envuelve la película asistimos a asesinatos tan irónicos como el que ejecuta Joker a un antiguo amigo del grupo de payasos, en esa escena, cuando le acompaña otro compañero enanito sabemos que la maldad y la bondad son hilos finos por los que transita la película. Frente a la autenticidad de “Taxi Driver” donde un Robert de Niro en estado de gracia nos dejaba ensimismados ante la violencia in crescendo, este Joker nos provoca una sensación distinta, funciona desde luego como una metáfora social, pero al final veo la trampa, la presiento, ya hemos caído en la madeja de Philips que nos ha seducido con su truco. Para concluir, “Joker” funciona, será un éxito y Phoenix se llevará el Oscar, pero algo queda fuera, quizá sea esa atmósfera que no he vuelto a encontrar en el cine de desarraigados como la que creó Scorsese, algo así ocurre en realidad. De Niro muere en la película y aunque ya haya hecho un spoiler, poco importa, porque lo de “Joker” no es una trama sino una trampa.
Pedro García Cueto
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