El actor Robert de Niro ha reunido en el Festival de Tribeca de Nueva York, que él patrocina, a los compañeros de El padrino. Además de la presencia de su director, Francis Ford Coppola, estuvieron Al Pacino, Jimmy Caan, Robert Duvall, Diane Keaton y Talia Shire. Una reunión como esa tuvo un gran éxito, las entradas más baratas costaban doscientos dólares, fue un placer escuchar a Coppola contar cómo le fue tan difícil rodar la película, la desconfianza de los estudios, el deseo de imponer a Pacino y a Brando como protagonistas pese a la negativa de los productores que no los querían, a Brando por conflictivo y a Pacino por desconocido. Pacino también intervino, habló de su deseo de ser Michael Corleone, de su fascinación por Brando, de su amistad con Lee Strasberg quien fue su maestro en el Actor´s Studio. Pacino siempre quiso ser actor, ya interpretaba frente al espejo, empezó con el teatro en Broadway y se convirtió de la noche a la mañana en una estrella, gracias a El padrino, la película que Coppola rodó por primera vez en 1972, cuya segunda parte la rodó en 1974 y aún una tercera parte en los años noventa. Siempre Pacino de protagonista, soportando a Michael Corleone, un hombre que se impone en la mafia, amante de sus hijos y asesino, en una interpretación medida, brillante, llena de carisma. Habló Duvall, sobre su personaje, el abogado, sobre su trayectoria llena de talento, también Jimmy Caan sobre su amistad con Coppola, sobre John Cazale, ese amigo que murió tan joven con aquella novia, Meryl Streep, que le cuidó hasta el final (es conocida la anécdota cuando estaba muy enfermo y rodaban El cazador, el estudio no estaba convencido de que Cazale no muriera antes de que acabara su papel, De Niro se comprometió a pagar de su bolsillo los daños y prejuicios si ocurría tal adversidad, cosa que al final no ocurrió). De Niro no habló, fiel a su mutismo, el gran actor miraba a sus compañeros, asentía, el maestro de ceremonias en Tribeca, pero aún tímido y reservado, pese a sus muchas películas y a ser el mejor actor de los setenta, no dijo nada, para no robar protagonismo a sus amigos. Talia Shira y Diane Keaton recordaron el rodaje, esa época dorada del cine que no ha vuelto nunca más, donde se hicieron películas míticas como la citada o en esa década prodigiosa cintas como Taxi Driver, Apocaypse Now o El cazador, entre otras muchas. Cuarenta y cinco años después aún sigue viva la música, la mirada de los actores, ese Brando que parecía irreconocible, pero que destilaba talento y sabiduría escénica y un genio, Coppola, un rey Midas de Hollywood, lleno aún de vida y talento, una cita inolvidable, sin duda alguna.
Por Pedro García Cueto
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