Un homenaje a John Hurt: un actor inolvidable |
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Parece que lo veo en aquella cinta emocionante que produjo Mel Brooks, dirigida por David Lynch, El hombre elefante (The elephant man), rodada en 1980, en la que un extraordinario actor hacía de John Merrick, el hombre de aspecto monstruoso que recorría la ciudad, era exhibido en un circo y encontraba en la dulce mirada de una inolvidable Anne Bancroft y en el médico que interpretaba Anthony Hopkins la humanidad que nadie le daba. Ese actor se llamaba John Hurt y ha fallecido a los setenta y siete, víctima de cáncer de páncreas, empezó muy joven en la escena, tuvo que soportar el maltrato físico en el colegio en el que fue educado, confraternizó con O´Toole y Richard Harris para beberse todo lo que estuviese a sus manos. Fue un inolvidable Calígula en la serie tan prestigiosa de la BBC, Yo, Claudio, basada en la novela de Robert Graves, con un Derek Jacobi magnífico como Claudio, pero fue también el preso drogadicto en El expreso de medianoche, de Alan Parker, sin olvidar su papel en El estrangulador de Rillington Place, con Richard Attenborough como pareja protagonista. Tampoco pasó desapercibida la versión cinematográfica que Michael Radford realizó de 1984, la novela de Orwell, donde Hurt estuvo espléndido como siempre. Creo de veras que siempre fue un actor de teatro, un hombre de las tablas, un actor tocado con la gracia de los mejores intérpretes ingleses, siempre genial, como cuando interpretó un papel en Harry Potter. Cualquier papel se adaptaba a él, lo hacía posible, le daba credibilidad, como su aparición en una película española Los crímenes de Oxford, de nuevo con una interpretación muy esmerada y de gran perfección. Pero siempre será John Merrick, en aquel año en que fue nominado al Óscar y Robert de Niro se lo arrebató por esa interpretación antológica en Toro salvaje. Hurt no estaba peor que De Niro, ya que su papel era de una emotividad y de una hondura difícilmente equiparable, podría haber ganado perfectamente, pero fue el año de De Niro, otro actor que al menos en esa década fue uno de los más grandes. John Hurt se ha ido como siempre apareció, con modestia, con sencillez, no se ha hablado mucho de él, porque no era de los grandes actores americanos de los que todo el mundo habla, tenía y venía de la estirpe de esos otros genios de la talla de Alan Bates, Peter O´Toole, Richard Burton o Albert Finney. Hurt queda en nuestra retina, hizo mucho cine, dicen que le costaba rechazar un papel, seguro que siempre fue generoso con aquellos que le ofrecían su participación, hombre bueno y actor de gran hondura, aún me emociona ver a Merrick cuando habla con Anne Bancroft en El hombre elefante, la ternura del actor no tiene parangón, su deformidad se sustituye por una bondad infinita, por una gran humanidad, como la que tendría, sin duda, John Hurt. Pedro García Cueto |
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