Cine de terror a través de una obra maestra: Psicosis
Producción
Hitchcock quería volver por la puerta grande del suspense y creía que últimamente el género estaba decayendo. Por ese motivo se empapó bien de películas de serie B de William Castle y Roger Corman para buscar la inspiración perfecta y la tensión adecuada.
Recurrió a la novela Psicosis (de 1959) del escritor Robert Bloch, que se basa a su vez (aunque muy poco) en los crímenes del asesino en serie de Wisconsin, Ed Gein (quien inspiraría a Cara de cuero en "La Matanza de Texas"). Hitchcock adquirió los derechos para hacer la película por 9.000 dólares.
Paramount, cuyo contrato garantizaba otra película de Hitchcock, no quería producir Psicosis. Su posición oficial es que el libro era "demasiado repugnante" e "imposible para una película", que no le gustaba "nada en absoluto". Por ese motivo la productora de la película fue la misma que estaba produciendo su serie de finales de los 50 "Alfred Hitchcock Presenta". Estos aprovecharon a los técnicos de la serie para ahorrar costes, como por ejemplo el mismo director de fotografía, escenógrafo, supervisores, y el primer asistente de dirección. Total, que la película costó 800.000 dólares de la época (más que amortizados por los estudios).
Se llegó a un acuerdo para que se rodara en blanco y negro, y así no hiriera tanto la sensibilidad. Lo más curioso es que la sangre era sirope de chocolate, porque queda mejor en el blanco y negro que otro aspecto fundamental en esta película, es la casa, inspirada en un cuadro del pintor americano Edward Hopper. Una tenebrosa casa con una fachada oscura y un aspecto polvoriento. Su asilamiento se convertiría en la gota que colma el vaso de la locura de Norman. Hoy día este es el escenario más visitado de los Estudios Universal.
La música también es un punto fuerte. El director no quería en principio usarla, quería hacer las escenas de acción y asesinatos sin banda sonora detrás, pero quedó gratamente sorprendido de lo bien que quedaba y de la tensión que creaba cuando el compositor Bernard Herrmann le suplicó que le dejara mostrarle cómo quedaría la música que él había compuesto.
La personalidad de Norman Bates
Al contrario de lo que en principio cree todo el mundo, Norman Bates no era un psicópata, era un psicótico, término utilizado para dar nombre a las enfermedades mentales que te hacen perder el contacto con la realidad (la más famosa es la esquizofrenia). Su historia es la siguiente, tenemos a un niño, hijo único, criado por una madre tremendamente autoritaria, amargada por la pérdida de su marido. El niño ha perdido al padre muy pronto, y su personalidad carece de un referente paterno, centrando todo su mundo en lo único que tiene, su madre.
Esta mujer termina conociendo a un hombre del que se enamora, relegando a su hijo a un segundo plano. De esta manera, el novio de su madre se ha convertido en un rival para Norman. El chico empieza a sentir un odio enorme hacia ella, por traicionar a su padre, y hacia él, por robarle a su madre. Para colmo, todos los ahorros y la herencia que tenían, se invirtieron por influencia del amante de su madre en la construcción de un parador, uno de los pocos negocios que se podían abrir en medio de ninguna parte.
Así que una noche envenena a los dos, y todo el mundo pensó que fue la Señora Bates la asesina al descubrir que su novio estaba casado, luego ella se suicidó con el mismo veneno.
El crimen terminó de rematar la mente de Norman, que robó el cuerpo de su madre y lo conservó, haciendo gala de su habilidad para la taxidermia, de la que presume con la desdichada Marion Crane cuando comen aquel bocadillo en la recepción.
Fruto de negar el crimen, su mente se separó en dos mitades, una de ellas, la dominante, sería la madre, hablando y vistiéndose como si nunca hubiera muerto, y la otra, el pobre y oprimido Norman, quien juró no enamorarse jamás de ninguna otra mujer que no fuera su madre.
Esto nos lleva al motivo por el que mata, la atracción por las mujeres. Cuando se siente atraído por una mujer, su personalidad dominante, su madre, se muere de celos y mata a la chica. No sabemos a cuántas chicas mató antes que a Marion, hacia el final de la misma se habla de varias desaparecidas por la zona que pudieron sufrir la misma suerte.
Por lo tanto, este hombre tiene un trastorno psicótico de personalidad múltiple (totalmente diferente a la psicopatía, que no es una enfermedad mental, sino una forma de ser) pero sobretodo, falta de cariño y contacto con la sociedad, de la que había perdido el hilo hacía años, cuando una autopista desvió el tráfico hacia su Motel, dejándolo destinado a la ruina y el aislamiento.
La Historia
Es una historia efectiva que tiene su éxito en la manera en que está rodada, dando importancia a cada detalle y asemejándose al cine mudo, donde empezó Hitchcock. Este decía que si mezclas a un grupo de personas en un comedor con una bomba bajo la mesa de la que el espectador sabe que va a explotar, era más interesante hacer dejar correr el tiempo para conocer a los personajes y sus motivos, antes de que explosione, de esa manera la tensión para el espectador iría en aumento.
La manera en la que la cámara recorre la habitación cuando Marion está preparando la maleta para huir con el dinero, o la forma en la que vemos al agente de policía que la para en la carretera y ve enseguida que es sospechosa, te pone realmente nervioso, por mucho que la hayas visto.
Lo curioso de esto, reside en que la película empieza realmente cuando matan a la protagonista, es decir, cambia totalmente de tercio para convertirse en una trama policiaca con asesino loco de por medio, cuando pensaste que se trataba de una mujer que escapaba con el dinero de su jefe para no volver nunca.
Empieza con una pareja de enamorados perdidos en un motel de mala muerte en Fénix, Arizona, en medio de un desierto plagado de fincas de nuevos ricos cowboys del petróleo. Se ven a escondidas porque él todavía está legalmente casado con la madre de sus hijos. Ella está harta de la situación y Sam Loomis, su amante, se da cuenta de ello. A pesar de las dificultades de su relación en la América conservadora de los 50, deciden seguir adelante, planeando una comida junto a su hermana Lila.
Marion tiene que regresar a la oficina después de su hora de comer. Por cierto que es en el momento en el que ella entra por la puerta de su trabajo cuando vemos el famoso Cameo que Alfred Hitchcock hacía siempre en sus películas. En esta ocasión está en la calle con un sobrero vaquero enfrente de la ventana de la oficina.
Su jefe tiene un nuevo negocio entre manos, la venta de una finca a un cowboy adinerado que quiere regalarle la propiedad a su hija en el día de su boda. El nuevo rico se pavoneaba delante de las secretarias del dinero que tenía, y saca un fajo de dinero en efectivo con 40 mil dólares, que le da a Marion para que ingrese en el banco, junto con un consejo, el dinero da la felicidad y hay que buscar la oportunidad y cogerla al vuelo.
Lo que no sabía esta especie de Jesús Gil de Arizona, es que ella se tomaría al pie de la letra su recomendación y que escaparía esa misma tarde con ese montón de dinero. Como era viernes, tenía todo un fin de semana antes de que nadie se diera cuenta de que faltaba el dinero. Por eso coge su coche y sale de la ciudad dispuesta a sorprender a su novio, no sin antes tener la mala suerte de cruzarse en la calle con su jefe, que pensaba que ella se había ido a casa porque le dolía la cabeza.
Es muy bueno cómo ella en el coche va pensando en lo que dirán de lo que sucede, muy bueno, una especie de premoniciones de las que no sabes si es realidad o imaginación de la protagonista.
El viaje es largo, y se siente cansada, las voces y los remordimientos empiezan a atormentarla, para por la lluvia y el cansancio y se queda dormida en una cuneta, donde la despierta al amanecer un policía que patrullaba por allí y que no le gusta nada el gesto de la chica, altamente sospechosa.
Marion se empieza a agobiar, y lo siguiente que hace es cambiar de coche. Acude a una tienda de segunda mano y cambia su coche por otro con la matrícula lo más diferente y lejana que pudo encontrar. El policía la estaba siguiendo descaradamente, observando sus sospechosos movimientos sin poder hacer nada para detenerla porque no había cometido ningún delito. En su huida del policía, se desvía por una carretera que va a parar al Motel Bates, en donde un joven recepcionista le comenta que todo el mundo que va por allí es porque se ha perdido.
Norman se siente rápidamente atraído por Marion, y se da cuenta que ella miente a la hora de registrarse en el libro del hotel. Eso le da una pista de que nadie la buscaría allí porque era una fugitiva
La parte más importante de la película es esta, justo en la que Marion y Bates se conocen y cenan juntos para terminar acuchillándola en la ducha. Muy interesante su conversación acerca de la enfermedad de la madre y la posibilidad de meterla en un psiquiátrico, así como su afición a disecar pájaros. Se siente muy excitado, incluso mira por el agujero de la pared mientras ella se prepara para el baño, momento en el que la madre (él mismo) decide asesinarla en un ataque de ira.
Pero había algo que él desconocía por completo, la existencia de los 40 mil dólares que descansaban entre el periódico de la mesita de noche, la auténtica clave por la que terminaría siendo perseguida por un detective privado contratado por su jefe. Ese dinero, termina, junto con el resto de las pertenencias de la mujer y su coche, en el fondo de un pantano cercano, el cementerio de sus víctimas.
El detective privado, junto a la hermana de Marion y Sam, pasan la mitad de la película tratando de resolver el crimen. El detective es acuchillado por la madre de Norman y desaparece sin rastro y eso hace que los demás centren su atención en la casa y en la figura de la madre.
Lila y Sam traman un plan para entrar en la casa y fingen ser clientes del parador. En una distracción, Lila consigue colarse para buscar a la madre y descubre horrorizada su cuerpo disecado en el sótano. En este momento aparece Norman vestido con una bata y una peluca. Lo que todos recordaremos siempre de esta película, es la escena de la ducha. Rápidamente se convirtió en todo un revuelo, incluso estuvo a punto de ser censurada. Dijeron que era repugnante y que además se le veían los pechos a la actriz Janet Leigh, pero Hitchcock no dijo nada, se marchó del estudio y al regresar les puso la misma cinta, diciendo que ahora ya no se le veían los pechos, y los mismos censores que creyeron haberlos visto la primera vez, ahora no los veían (en realidad no los había, todo era movimiento de cámara que confundía el cuerpo desnudo).o atrapa, y descubren su personalidad múltiple, quedando resuelto el caso
Hitchcock se vio obligado a hacer cambios menores a la película, en su mayoría en la escena de la ducha, pero no fue la única. En particular, en Gran Bretaña la escena de Norman lavándose la sangre de sus manos fue criticada y en Singapur, aunque la escena de la ducha quedó intacta, el asesinato de Arbogast (el detective privado) y una foto de cadáver de la madre fueron eliminados.
Se intentó resucitar su viejo espíritu 23 años después de que se estrenara en 1960. Se han hecho 4 partes, una de ellas incluso dirigida por el propio Anthony Perkins, pero sin Hitchcock ya nada era igual, y la calidad de esas películas se quedó a la altura de la serie B o Z, siendo sólo salvable la segunda parte.
Pedro García Cueto


