Despertar y volver al sueño eterno
Despertar es una película dirigida por Penny Marshall en 1990, basada en el libro de Oliver Sacks, el famoso doctor, en el cual contaba sus experiencias con pacientes que tenían graves problemas, como el de la enfermedad del sueño. Con muy poca experiencia, fue contratado por un hospital del Bronx para su primer empleo. Allí realizó un controvertido experimento con personas catatónicas, el doctor Sacks señaló que personas aparentemente vegetales eran capaces de responder a estímulos y recuperar la atención y la vida consciente. Con uno de ellos, Leonard Lowe (papel interpretado por un extraordinario Robert de Niro) empleó un tablero de ouija que le había dado Sacks para deletrear una referencia a los versos del poeta Rilke que hablan de una pantera enjaulada. Lo que descubrió fue que aquellos pacientes con historias diferentes tenían una cosa en común, la epidemia del sueño que había asolado el mundo entre 1916 y 1927 había llevado a una encefalitis de los pacientes, esta enfermedad común de todos ellos era el hilo que los unía y por donde tiró el genial doctor para sus experimentos (en la película, interpretado por el malogrado y excelente siempre Robin Williams). Todo ello, llevó al doctor a la administración de una droga, L-dopa, para que recobraran la consciencia, pero, tras un tiempo, cuando los efectos de la droga, desaparecieron, los pacientes volvieron al estado catatónico. El guión de esta magnífica película fue escrito por Steven Zillian, con el cambio del nombre del doctor por el de Malcolm Sayer, la relación que se estableció entre un prodigioso De Niro, que despierta al mundo de nuevo, que recobra la felicidad de ver las cosas otra vez, con todos los tics que el actor, demostrando su gestualidad innata, regaló al personaje, y el doctor, al cual dotó Williams de un carácter apasionado ante su trabajo, pero introvertido en su vida real, fuera de la medicina, cuando es consciente de que la enfermera que trabaja con él, siente un afecto especial por su persona. Se trata de una película que va creciendo, como si en cada plano podamos sentir esa pasión de dos hombres, uno por curar, el otro por ser curado y salvarse del sueño que ha ralentizado, definitivamente, su vida. Hay algunas objeciones en la película, como, por ejemplo, la forma en que se retrata a los otros médicos, como insensibles ante el progreso del doctor ante Leonard, son estereotipos insensibles que no tuvieron que ver con la realidad, ya que el doctor Sacks sí encontró el apoyo y el aliento de sus compañeros. Otro de los aspectos en que difiere la novela del libro es la figura de Leonard, al que De Niro dota de unos formidables gestos, como si hubiese estudiado, en su labor de hombre del Actor´s Studio, como un entomólogo, a su personaje, De Niro siempre ha investigado a fondo sus papeles, lo que ha exasperado a directores que se han quejado de su extrema meticulosidad (Scorsese tuvo que aguantar que De Niro no rodara una mañana su escena de El rey de la comedia, porque no tenía un reloj que apenas se veía en escena, tuvieron que volar a Los Ángeles a por el dichoso reloj, para exasperación de Jerry Lewis y Scorsese), pero el personaje de Leonard era un personaje histérico y libidinoso, aunque brillante y educado en Harvard, que acosaba a las enfermeras y resultaba peligroso (se masturbaba en público y amenaza con violar a las viandantes femeninas). La película es mucho más atractiva que los personajes de la vida real, porque están llenos de emoción, de sinceridad, de verdad, que hace que se nos encoja en varios momentos el corazón. Concluyo diciendo que es una historia emotiva, cuando la madre va a ver a Leonard, cuando conoce a Penelope Ann Miller, una joven que habla con él en el hospital y que suscita la fantasía amorosa en el resucitado Leonard y, más adelante, cuando se apaga como una flor, con el dolor profundo de los médicos y del doctor que le ha curado, un genial Robin Williams que nos ofrece lo que realmente fue, un actor único, malogrado por una vida que no supo entenderlo. El hospital, sus salas, cobran un gran protagonismo, son los espacios donde la vida llega y la vida se apaga, como si todo fuese un sueño, este cuento que fue real y que nos llega al corazón. Pedro García Cueto |
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