En el centenario de Anthony Quinn
Quinn fue una de las estrellas de cine más respetadas del siglo XX y es posiblemente el mejor actor mexicano de todos los tiempos. Dos veces ganador de un Premio de la Academia, su nombre está en la cima con otros gigantes de la pantalla grande como Marlon Brando. Anthony Quinn fue prolífico durante la época dorada del cine de Hollywood y actuó en varios de los filmes épicos producidos en aquel momento. Muchas de las películas de Anthony Quinn lo presentaron en papeles de extranjero, debido a su herencia mexicana. Aparte de la actuación, Quinn era un consumado artista y escritor. Era también famoso por una vida personal turbulenta e inestable, la biografía de Anthony Quinn parece una telenovela épica tras haber estado casado cuatro veces y haber tenido 13 hijos, tanto dentro como fuera del matrimonio. Antonio Rudolfo Oaxaca Quinn nació en 1915 en Chihuahua, de madre mexicana y padre mexicano-irlandés. Sin embargo, Anthony Quinn, sólo vivió en México unos meses ya que su familia huyó, cruzando la frontera de los EE.UU. cuando él todavía era un niño, en busca de refugio de la Revolución Mexicana. La familia finalmente se estableció en los suburbios del este de Los Ángeles, donde el padre de Quinn encontró trabajo como ayudante de cámara en un estudio de Hollywood. Mientras crecía, Anthony Quinn no mostró mucho interés en la escuela y la abandonó a la edad de once años, tras la prematura muerte de su padre. En cambio, tenía muchos otros talentos como el boxeo y a menudo se utiliza sus habilidades artísticas para ganar dinero. El talento de Quinn para el arte y el diseño logró reconocimiento cuando recibió una beca para estudiar bajo la tutela del famoso arquitecto estadounidense Frank Lloyd Wright. Después de probar en el teatro durante la adolescencia, Anthony Quinn hizo su debut cinematográfico en 1936, a los 21 años. Mae West, una famosa actriz de Hollywood de la época, le ayudó a entrar en el mundo del cine, su amigo Frank Lloyd Wright lo animó a seguir la carrera de actor y le predijo que iba a ganar más dinero actuando que con la arquitectura. En su primer año apareció de extra en La Vía Láctea (The Milky Way) antes de conseguir su primer papel en la película Libertad Condicional (Parole). A lo largo de sus primeros años de carrera, Anthony Quinn era a menudo encasillado en papeles de villano extranjero debido a su gran físico de boxeador y a su aspecto moreno mexicano. Como resultado, se sintió discriminado por la élite de Hollywood. Sin embargo, las cosas empezaron a darse la vuelta en 1947, cuando obtuvo la ciudadanía de EE.UU. y ganó elogios de la crítica por su papel de Stanley Kowalski en la obra de Tennessee Williams Un tranvía llamado deseo. Más tarde su actuación en el escenario le llevó a un papel secundario junto a Marlon Brando en ¡Viva Zapata! sobre el revolucionario mexicano Emiliano Zapata. Quinn ganó un Oscar al Mejor Actor de Reparto por su representación del hermano de Emiliano, Eufemio, quitándole protagonismo a Brando, que dejó la ceremonia de entrega de premios con las manos vacías a pesar de ser la estrella más brillante de Hollywood en aquel momento. Quinn se convirtió en el primer actor mexicano en recibir un Premio de la Academia y, en consecuencia, sigue siendo considerado como uno de los actores mexicanos más famosos de la historia. L a carrera de Anthony Quinn despegó después de ganar el premio al que siguieron un buen número de sus mejores actuaciones. En 1956, ganó un segundo Oscar al Mejor Actor Secundario por su papel como el pintor Paul Gauguin en Lust for Life (El loco del pelo rojo), una película biográfica sobre Van Gogh. Este fue un logro notable teniendo en cuenta que sólo apareció en pantalla ocho minutos. Quinn es quizás más conocido por su papel en Lawrence de Arabia, una de las películas más influyentes de la historia del cine, y por el protagonista en Zorba el griego, que le valió su cuarta y última nominación al Óscar. En 1972, escribió y publicó su primera autobiografía, El pecado original, en la que proporciona detalles de su vida, así como sus problemas para aceptar el amor, cuando ya estaba en su tercer matrimonio. A pesar de su herencia mexicana, Quinn en realidad nunca actuó en películas mexicanas ya que vivió en los Estados Unidos siempre, salvo los primeros meses de su vida. Sin embargo, su impacto sobre el cine mexicano no debe pasar inadvertido ya que su carrera inspiró a toda una nueva generación de actores y directores de su tierra natal. Continuó actuando en películas justo hasta su muerte por neumonía en el año 2002 cuando, a la edad de 86 años, su ilustre carrera, finalmente llegó a su fin. Un gran actor en algunas de sus grandes películas Siempre quedará la mirada poderosa de este grande en la inolvidable interpretación de El loco del pelo rojo, como Gauguin, junto al excelente y aún vivo Kirk Douglas, también debo destacar su gran papel en Zorba el griego, cuya interpretación roza lo sublime, es difícil no creer que el actor no fuese griego, tanto era lo que sentía en esta cinta por ese país, la forma de bailar el sirtaki es magistral y logra hacer un tour de forcé impresionante con el gran Alan Bates. Quinn fue grande, actor de gran expresividad, dotado de un fuerte sentído de la gestualidad, con papeles tan maravillosos como el de Viva Zapata, al lado de otro mito, Marlon Brando, pero no hay que olvidar la fuerza del actor en El secreto de Santa Vittoria, haciendo de italiano, otra vez enorme, alucinante su papel. Hay muchos títulos de este actor que hubiera hecho cien años en el 2015, pero el papel de esquimal en Los dientes del diablo es impresionante y ratifica ese don de la naturaleza que era Quinn, potente, expresivo, magistral, se merece este sencillo homenaje a su figura. Pedro García Cueto |
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