Anselm Kiefer |
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Centre Pompidou, Paris Del 16 de diciembre de 2015 al 18 de abril de 2016 |
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"Los girasoles se han transformado en un tema mitológico desde Van Gogh. Pero no hay que quedarse solo en eso. Para mí, el girasol, cuando está maduro y pesado, inclinado hacia el Sol, con los granos bien negros en medio de su corona, allí sí veo el firmamento estrellado. Esto no es nada nuevo. Robert Fludd estableció una relación precisa entre estrellas y plantas. Según él, no hay ni una sola planta sin una estrella que le corresponda en el cielo. De tal suerte que las plantas son influenciadas, guiadas por las estrellas. Es una muy bella idea. Todas las cosas están relacionadas entre sí sobre la tierra, pero también en el cosmos."
(Anselm Kiefer en "Anselm Kiefer. Cette obscure clarté qui tombe des étoiles". Entrevista realizada por Bernard Comment, artpress, nº216, septiembre de 1996, pág.21) En 1969, Anselm Kiefer irrumpe sobre la escena artística alemana con una serie de obras controversiales, con la intención de reavivar la historia de la Segunda Guerra Mundial y de quebrar la amnesia colectiva que pesaba sobre Alemania. Desde entonces, la obra prolífica de Kiefer está marcada con el sello de la desmesura, tanto por su monumentalidad, la potencia de su materialidad, como por la infinita riqueza de las fuentes en las cuales él abreva con el fin de sondear el pasado y la memoria. Es una inmersión en este universo titánico y eminentemente reflexivo lo que propone la primera retrospectiva francesa que le consagra el Centro Pompidou, dotada de 150 obras. Presentadas de acuerdo a temáticas cronológicas, las obras revelan la tentativa obsesiva del artista, nacido en 1945, de elaborar un nuevo lenguaje, a la vez poético y catártico, repleto de cultura germánica, de historia universal, de pensamiento mítico y de filosofía. Kiefer convoca a poetas, pensadores y escritores, desde Ingeborg Bachmann hasta Jean Genet pasando por Martin Heidegger, en el seno de estos libros, telas y vitrinas, sirviéndose de la cita como lugar entre los tiempos pasados y presentes. Su poética de las ruinas se construye a base de pintura, arcilla, plantas, cenizas y plomo, este último material alquímico por excelencia, que refleja tanto la melancolía en el corazón del proceso creativo de Kiefer como su fe en la regeneración. Retórica de guerra "Ningún paisaje es totalmente inocente. Eso no existe" (Anselm Kiefer en "Anselm Kiefer in Barjac", Anselm Kiefer y Alexander Kluge, film, 45 min.
Para tratar la Historia, Anselm Kiefer toma prestado de la retórica de guerra las palabras "Ocupación" y "Tierra quemada". A lo largo del año 1969, el artista realiza una serie de autorretratos fotográficos donde se presenta travestido, vestido con el traje militar que llevaba su padre en la Wehrmacht (las fuerzas armadas alemanas) y haciendo el saludo hitleriano. Para estas "Ocupaciones", repite la escena a la manera de un inventario en diversos lugares de Europa. La serie de pinturas Heroische Sinnbilder (Símbolos heroicos) se desprende de este primer trabajo, a medio camino entre fotografía y performance, al cual agrega referencia a la cultura alemana, al romanticismo, a Caspar David Friedrich o incluso al arquitecto Karl Friedrich Schinkel. Percibidos en un comienzo como apologías del pasado nazi alemán, estos autorretratos dejan entrever una burla detectable en los gestos y las situaciones. El artista sacude la amnesia colectiva alemana para asumir una responsabilidad que él considera no debe ser callada. Las pinturas de la tierra quemada como los libros calcinados remiten a los paisajes europeos devastados por la locura bélica. De papel Aunque mantiene lazos muy fuertes con los libros, el trabajo gráfico de Anselm Kiefer continúa siendo una parte desconocida de su producción, en parte develada en 1998, cuando el Metropolitan Museum adquirió y presentó al público un conjunto de 54 obras creadas desde 1969. Las obras sobre papel mostradas en el Centro Pompidou abarcan toda la carrera del artista y documentan la diversidad y la complejidad de las técnicas adoptadas. El artista recorta, retoca, combina materiales teóricamente incompatibles o incluso pinta a la acuarela hojas de papel recubiertas de yeso. Los temas de sus pinturas se vuelven a hallar en sus obras sobre papel y son claves de lectura que ayudan a interpretarlas. Las acuarelas no tienen función de esbozos sino más bien de verificación, de derivación a partir de una obra en curso. Ellas permiten a Kiefer echar una mirada distanciada sobre su proceso de creación. La producción de las acuarelas conoció dos momentos importantes en la carrera del artista: los años 1970 y los años 2010 con la serie Éxtasis femeninos donde domina un erotismo a veces teñido de misticismo. Detrás de la paleta Si, para realizar sus telas, Anselm Kiefer no utiliza paleta, sin embargo encontramos a menudo en sus obras este motivo inspirado en el arte clásico. La paleta aparece frecuentemente entre cielo y tierra, suspendido a una cuerda o sostenido por un ángel, evocando así el equilibrio frágil de la creación. Lleva en sí la ambivalencia de la mirada que Kiefer posa sobre el arte, dotada de un poder tanto salvadora como destructora. Como un objetivo fotográfico, encuadra, transmite la visión del artista y convierte un paisaje banal en un lugar importante de la historia. "Una sangre impura inunda nuestros surcos", recuerda Kiefer, los mismos surcos profundos circunscriptos por la paleta que aparecen en su obra Malen (Pintar). A veces hay alas que elevan la paleta hacia la espiritualidad, a pesar del plomo que la modela, subrayando la dificultad del arte de elevarse. Es además con una paleta que Kiefer introdujo este metal en su obra en 1978. Algunos años más tarde este motivo se hizo raro, siendo reemplazado por el del libro. El antro del pintor A partir de 1973, Kiefer pinta una serie de obras en un atelier que él ha instalado en el ático de una antigua escuela en Hornback, en el macizo montañoso de Odenwald. En este espacio, hecho de madera, desde el suelo hasta las vigas del techo, se mezclan en un mismo escenario con la Historia, la religión y los grandes mitos germánicos. Carros de asalto abren fuego sobre el suelo de madera en Bilder-Streit (Controversia Iconoclástica) (1980). En el suelo de madera de otra obra, Notung (1973), aparece clavada la espada de Sigfried. En estos espacios interiores de Kiefer rondan los espíritus de los héroes míticos pertenecientes a la epopeya de los Nibelungos (siglo XIII), saga retomada por Richard Wagner antes de su apropiación por parte de los nazis. Y sobre el suelo de Quaternität (Cuaternidad) (1973) arden llamas eternas, representando al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, la trinidad cristiana a la cual se agrega una serpiente enroscada en forma de infinito, representando a Satán. Hubo un tiempo en el que la gente era quemada en la hoguera por asociaciones como esta. Las llamas están efectivamente amenazando este espacio confinado, hecho en madera, versión civilizada del bosque que ya poseía un simbolismo muy poderoso en la obra de Kiefer, al igual que en la obra de muchos otros artistas alemanes. El simbolismo del fuego guarda toda una ambigüedad, a la vez destructora y regeneradora. Lo real sufre obscuras transformaciones en este ático, verdadero escondrijo del pintor, lugar de experimentación, comparable al atanor del alquimista. Una historia alemana "No puedo concebir una selva que no lleve una marca o un signo de la historia" (Anselm Kiefer, entrevista con Gudrun Weinsierl, "Die Illusion", Salzburger Nachrichten, 6 de agosto de 2005)
El conjunto de obras reunidas aquí cuestiona la construcción de la identidad nacional alemana en el siglo XIX y su apropiación por parte del nazismo. Así, la batalla del Bosque de Teutobourg en el siglo I, que se convirtió en una leyenda nacional en el siglo XIX, inspiró a Kiefer para esta serie de trabajos. La ideología nazi convirtió al acontecimiento en un emblema del coraje y de la fuerza bélica del pueblo alemán. Cuando, en 1980, Anselm Kiefer y Georg Baselitz representaron a Alemania en la Bienal de Venecia, abrevando de las fuentes de su historia nacional, abrieron la caja de pandora de un pasado alemán que la nación entera intentaba olvidar. Kiefer reafirma la necesidad de enfrentarse al pasado nazi en su serie Wege der Weltsweisheit (Caminos de la sabiduría del mundo). A la manera de un palimpsesto, pinta sobre el fondo de un bosque el retrato de intelectuales alemanes junto a personajes representativos del nazismo, todos ligados por una red de grandes líneas curvas que remiten a los complejos lazos culturales de su país. El valor de las ruinas A comienzos de los años 1980, la historia alemana continúa obsesionando a Anselm Kiefer, y se manifiesta a través de sus representaciones de arquitecturas neoclásicas erigidas por Paul Ludwig Troost, Wilhelm Kreis o Albert Speer, el arquitecto favorito del Führer. Pintadas por Kiefer en estado de ruinas, la mayoría han sido en realidad destruidas por los bombardeos aliados. Es el caso de La Nueva Cancillería, construida en 1938, símbolo de poder hitleriano que Kiefer utilizó en su pintura Innenraum (Interior). En efecto, el régimen nazi rehabilita al neo-clasicismo, aspirando a sobrepasar a las grandes civilizaciones de la Antigüedad. Albert Speer desarrolla entonces su teoría sobre el valor de las ruinas. Llama a concebir y construir edificios que, después de varios milenios, se transformen en ruinas grandiosas todavía capaces de suscitar admiración. Esta arqueología de la anticipación puesta en escena por Kiefer repasa toda la historia del arte, desde Brueghel. Cuestiona la amnesia alemana, reforzada por el hecho de que los bombardeos masivos de ciudades alemanas, en 1945, borraron toda huella de los lugares simbólicos del poder hitleriano. La alquimia del vidrio En la línea de gabinetes de curiosidades desviadas de sus funciones originales por artistas como Joseph Cornell o Joseph Beuys, Anselm Kiefer crea, paralelamente a su obra pictórica y escultural las "vitrinas". Ellas han alcanzado a veces un volumen de sala de exposición. Aquí, el artista retoma los formatos reducidos de sus primeras realizaciones concebidas en Alemania en los años 1980 y propone una continuación a este trabajo de ensamblado que él denomina "una acumulación de posibles". La caja de vidrio comporta un principio de vitrificación: el cristal es obtenido a partir de la transformación del monóxido de plomo durante la cual la opacidad del metal se transmuta en transparencia. Entre la vitrina misma y aquello que el artista inserta dentro, se juega la continuidad del proceso químico y la alquimia del plomo y del vidrio. Órganos anatómicos hechos en plomo, objetos de desecho, plantas, fotografías, dibujos, materiales orgánicos se encuentran allí atrapados, todos apenas salidos de un proceso de putrefacción alquímica (nigredo) y posterior purificación (albedo). El artista compara a menudo sus vitrinas con este recorrido de transmutación alquímica, con el proceso de descomposición de la materia en su camino hacia la realización de la piedra filosofal. Duelo e Historia Los viajes a Israel, efectuados entre 1984 y 1990, permitieron al artista poner su propia historicidad en perspectiva y reactivar un profundo trabajo de duelo. La cultura yiddish y la ley oral del Talmud encarnan, para el artista alemán, dos culturas perdidas. Por eso Serafín, nombre hebraico que designa la figura del ángel, aparece representado a los pies de la escalera de Jacob bajo la forma de una serpiente, animal a veces funesto en la simbología judaica. Entre duelo y melancolía, nos dice Freud, se juega la identificación del yo con el objeto perdido. En el trabajo de Anselm Kiefer, esta identificación se traduce en una interpretación hermética del mundo. Los libros quemados de las obras de Kiefer evocan tanto el Auto de Fe, la cultura perdida, como la interdicción de escribir la Ley Oral según el Talmud. Después de 1995, el autorretrato reapareció en la obra de Kiefer, recostado en la postura de un hombre muerto, postura denominada shavasana en el Hatha Yoga. Esta figuración de la muerte y de la resurrección evoca ciertas representaciones esotéricas, en especial aquellas utilizadas por el alquimista y espiritualista Robert Fludd, gran humanista inglés del Renacimiento, que hace hincapié en la armonía entre el macrocosmos y el microcosmos. Un mundo inacabado En la obra de Anselm Kiefer se puede presentir el duelo por la mutilación que la cultura alemana había sufrido en manos del nazismo y que el pintor ya había comenzado a evocar en Margarethe (1981) y Sulamith (1983), nombres inspirados en el poema "Fuga de muerte" del escritor judeo-rumano Paul Celan, escrito en 1948 y del cual transcribimos aquí las dos últimas estrofas: Leche negra del alba te bebemos de noche te bebemos de mañana y al mediodía te bebemos de tarde bebemos y bebemos. Un hombre vive en la casa tu pelo de oro Margarete tu pelo de ceniza Sulamith Un hombre juega con serpientes grita toquen más dulce la muerte La muerte es un amo de Alemania y grita toquen más oscuro los violines luego ascienden al aire convertidos en humo sólo entonces tienen una tumba en las nubes donde no hay estrechez. Leche negra del alba te bebemos de noche te bebemos al mediodía la muerte es un amo de Alemania te bebemos en la tarde y de mañana bebemos y bebemos La muerte es un amo de Alemania sus ojos son azules te alcanzan sus balas de plomo te alcanzan sin fallar un hombre vive en la casa tu pelo de oro Margarete lanza sus mastines contra nosotros nos regala una tumba en el aire juega con las serpientes y sueña la muerte es un amo de Alemania tu pelo de oro Margarete tu pelo de ceniza Sulamith. Profundamente conmovido por la lectura de este poema de Paul Celan, Anselm Kiefer comenzó desde entonces a abrirse a relatos de origen judío y al Antiguo Testamento. Viajó a comienzos de 1980 por la región de la Medialuna Fértil que se extiende desde Egipto hasta la antigua Mesopotamia, y comenzó allí a interesarse por los mitos antiguos, observando sus equivalencias y ambivalencias. En sus obras entremezcla estos mitos, dando prueba de la universalidad de sus conceptos. En varios trabajos encontramos a Lilith y su serpiente, los serafines, las Sephiroth… La mística cabalística se transforma hacia 1990 en fuente de inspiración privilegiada para Kiefer, abriéndole las puertas hacia una nueva espiritualidad, reflejada en las obras meditativas más recientes. La Cábala que le interesa a Anselm Kiefer es la de Isaac Luria (1534-1572) según la cual la Creación se divide en tres fases: tsimtsum (contracción, constricción o retractación), Shevirat Hakelim (rotura de los recipientes) y Tikún (reparación o rectificación). La Cábala de Luria implica una forma de lo inacabado que Anselm Kiefer transfiere a su obra, abordando la noción de fracaso del artista, cuya creación es imperfecta por naturaleza. Un fracaso portador de melancolía que le permite continuar incansablemente sus búsquedas. Del negro al color "Una flor es algo deslumbrante, una explosión de vida y alegría, y si la vinculamos con la ceniza, que es ya el producto de una metamorfosis, suspendemos el tiempo, colocando los dos elementos en el mismo nivel." (Anselm Kiefer. Entrevista con Daniel Arasse para la emisión À voix nue, France Culture, 15 de noviembre de 2001)
La oposición radical entre la negrura del cuadro "Für Paul Celan: Halme der Nacht" ("Para Paul Celan: espigas de la noche") y los colores vivos de los campos de flores de la serie de pinturas que hacen referencia a la poesía de Arthur Rimbaud y de Charles Baudelaire, muestra la sucesión de ciclos en perpetua renovación. La pasta grumosa con la cual el artista ejecuta su autorretrato, es la materia que establece un vínculo cosmológico y metafísico entre el Ser y el Cosmos. El árbol con ramas desnudas brotando del torso, tema alquímico recurrente en la obra de Kiefer, nos reenvía hacia el tema de la regeneración, expresado en sus cuadros de temática floral. "C'est un trou de verdure, où chante une rivière" ("Es un agujero de vegetación, donde un río canta") escribe Rimbaud. El artista pinta "flores salvajes" como podríamos denominar a la vegetación que forma "campos luminosos y serenos", según palabras de Baudelaire ("Champs lumineux et sereins"). La generosidad de la Naturaleza se expresa en el empaste de la materia pictórica de colores brillantes. La sombra de Van Gogh, huellas sobre las cuales Anselm Kiefer caminó desde 1963, parece más que nunca presente. Madame de Staël: "De l'Allemagne" Oponente del Emperador Napoleón, y de convicción republicana, Madame Germaine de Staël viaja a Alemania en 1808 donde conoce a los escritores Goethe, Schiller y Shlegel. En su obra "De l'Allemagne", publicada en 1813, esboza un retrato penetrante de la cultura germánica y convoca a los artistas a profundas mutaciones en el dominio del arte, a una nueva inspiración, a un nuevo estilo, estableciendo así las bases del romanticismo francés. El tema de la selva, cuna de la mitología alemana, vuelve de una manera inédita en la instalación de Anselm Kiefer, dedicada a Madame de Staël. Mientras que las representaciones anteriores de la selva mantenía al observador a distancia, esta obra busca, al contrario, sumergir al espectador en un entorno que va más allá del espacio pictórico, un espacio que puede ser recorrido. En medio de estos árboles calcinados, aparecen maravillosos hongos bajo la forma de collages, haciendo alusión a los paraísos artificiales tan apreciados por los románticos franceses. En el centro de esta instalación, una cama cubierta de plomo con el nombre de Ulrike Meinhof, miembro de la Banda de Baader (la RAF, siglas de Fracción del Ejército Rojo), alude a las ramificaciones políticas radicales derivadas del movimiento romántico. |
![]() Die große fracht
2005 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Eis und blut
1971 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Resurrexit
1973 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Innenraum
1981 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Sulamith
1983 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Varus
1976 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Resumptio
1974 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Saturn zeit
2015 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Daphne
(Foto Cinecritic.biz) ![]() Lilith
1987-1990 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Die eherne schlange
(Foto Cinecritic.biz) ![]() Seraphim
1983-1984 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Shebirat ha kelim
1990 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Homme sous une pyramide
1996 (Foto Cinecritic.biz) ![]() Pour madame de Stael
(Foto Cinecritic.biz)de l'Alemagne |