Estados Unidos, 1969 Título original: The ballad of Andy Crocker Dirección: George McCowan, Guión: Stuart Margolin. Actores: Lee Majors, Joey Heatherton, Jimmy Dean. Duración: 74 minutos
Existe un género que ha sido muy explotado por el cine a través de diferentes producciones y es el del regreso de la guerra. Por supuesto, varían las condiciones y circunstancias de ello, no solo según hayan sido los resultados de la confrontación para el bando que regresa, sino también el compromiso de la sociedad con la contienda. La Argentina tuvo su propia experiencia de derrota bélica e indiferencia social ante los ex combatientes en 1982, que se vio reflejada en películas como Los chicos de la guerra (Bebe Kamín, 1984), Iluminados por el fuego (Tristán Bauer, 2005) o Soldado argentino solo conocido por Dios (Fernández Engler, 2017). La guerra de Vietnam (1955-1975), en particular desde la intervención con tropas de los Estados Unidos en 1965 hasta su final, proveyó y sigue suministrando mucho material, tanto sobre la contienda en sí como sobre las consecuencias que sufrieron hasta hoy los veteranos. Desde películas de propaganda como Los boinas verdes (The green berets, 1965) -co-producida, dirigida y actuada por el incansable cow-boy hollywoodense John Wayne y filmada durante el momento más álgido de la intervención estadounidense- que están guiadas por el destructor entusiasmo anticomunista y que no consideran ninguna consecuencia, hasta otras paradigmáticas y con una visión contraria, como es el caso de Regreso sin gloria (Coming home. Hal Ashby, 1978). Esta película refleja tanto el fracaso bélico, como el colapso moral ante la derrota de una sociedad que no sabe cómo reincorporar a soldados que poco tuvieron que ver con las políticas que llevaron al conflicto y que, en último caso, creían que estaban peleando por su país. Ello sin hablar de las consecuencias psíquicas y físicas en los participantes. Un famoso ejemplo de esto es El francotirador (The deer hunter. Michael Cimino, 1978). Estas dos películas obtuvieron el Oscar en años consecutivos: 1978 y 1979. Más tarde vendrá la contracara crítica sobre el accionar de los soldados en Pelotón (Platoon. Oliver Stone, 1986) sumando una nueva polémica sobre Vietnam. Con situaciones casi calcadas, el problema continúa con guerras impopulares para grandes sectores sociales y que, como cualquier conflicto de este tipo, traen trastornos a todos los niveles para quienes lo vivieron, como lo refleja la reciente Deber cumplido (Thanks for your service. Jason Hall, 2018) sobre los veteranos de Irak. La balada de Andy Crocker se sitúa en la vuelta de un veterano de Vietnam a su casa en momentos en que el conflicto todavía no ha terminado pero cuando la participación de su país languidece. Andy es un joven que ha crecido en un medio provinciano en el estado de Texas, que piensa que a su regreso va a encontrar todo tal como lo dejó cuando se fue a la guerra. La realidad es bien otra: ni su pequeño taller de motos, ni su novia, ni sus amigos son los mismos. Por lo que se ve en la película esto también alcanza a su perro, quien apenas lo saluda a su llegada a la casa paterna, pero eso obviamente es problema de la producción al no buscar un animal entrenado. El principal mérito de esta película reside en que es la primera que trata el tema de la vuelta de los veteranos de Vietnam y que fue hecha cuando todavía la guerra no había concluido. Como hemos visto, casi una década después recién el tema va a encararse con más profundidad y calidad fílmica. La primera cuestión que juega en contra, es que es esta es una película hecha para televisión, lo que todavía en ese momento -1969- significa bajos costos de producción. Esto se ve en los sets de filmación poco cuidados y, sobre todo, en elencos que difícilmente puedan representar personajes creíbles. En esto último, Lee Majors -luego conocido popularmente por la serie El hombre nuclear- no aporta la frescura que requeriría el personaje y el resto del reparto tampoco destaca. Hay, sobre el final, una breve aparición de Agnes Moorehead (la bruja Endora, madre de Samantha, en la serie televisiva de los '60, Hechizada) pero que no aporta más que al recuerdo de la conocida actriz. Por otra parte, tampoco el guión -pese al tema en el que se sostiene- ayuda a que las situaciones superen al teleteatro de las décadas de los años 60 y 70, ya que el drama se centra en la imposibilidad de la relación con su ex novia, y este es básicamente el detonante para todo lo que vendrá luego y llevará al desenlace de la película. En definitiva, el tema elegido refleja la preocupación social creciente por el rumbo de una guerra donde nada sale de acuerdo a las expectativas y la dura realidad con la que se enfrentan los ex combatientes a su regreso. Sin embargo, a pesar de las buenas intenciones, no llega a consolidarse en forma satisfactoria.
Enrique S.
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