Francia, 2018 Título original: Grâce à Dieu Dirección y guión: François Ozon Reparto: Melvil Poupaud, Denis Ménochet, Swann Arlaud Duración: 137 minutos

El director francés François Ozon (“En la casa”, “Joven y bonita”, “Frantz”) es uno de los cineastas más prolíficos, multipremiados, heterogéneos por la diversidad de géneros que aborda y, cómo no, provocadores del actual panorama cinematográfico internacional. A un ritmo aproximado de una película por año, Ozon nos asombra cada vez que nos trae una nueva obra, no dejando jamás indiferente al espectador. El director francés posee el don de contar las cosas más tremendas con una suavidad y delicadeza admirables. Este es el caso de su última entrega, “Gracias a Dios”, documento de ficción sobre una historia real: el nacimiento de la asociación de víctimas “Palabra Liberada”, surgida a raíz de las denuncias de numerosos casos de pederastía ocurridos en Lyon (Francia). El film narra con valentía, brío, delicadeza y toques de realismo sorprendentes, varias historias de las víctimas del sacerdote Bernard Preynat, acusado de abusos sexuales a menores durante la década de los 90, en una parroquia francesa, aprovechándose de los niños durante los campamentos de boy scouts. Galardonada con el Oso de Plata del Gran Premio del Jurado del pasado Festival de Berlín, “Gracias a Dios” narra la lucha de varias de las víctimas, sobre todo de tres, en concreto. Gracias a una férrea batalla y tenacidad admirables consiguieron destapar uno de los escándalos más graves y sonados que haya jamás salpicado a la Iglesia católica de Francia, sumida permanentemente en sus secretos inconfesables, llevándola hasta los tribunales. Lo que la película revela es la fuerza de un David contra Goliath. Ozon consigue trasladarnos de una víctima a otra con una gran intensidad cinematográfica. Las escenas que retratan a la Iglesia son siempre sombrías, glaciales (casi se siente el frío) y muestran la falta de empatía, la hipocresía y la connivencia de las altas jerarquías eclesiásticas en estos casos de abusos. Frente a ello, unos hombres, antaño niños abusados por un sacerdote depravado y enfermo psicológicamente, que consiguen uno tras otro, cada uno con sus circunstancias, ir despertando del letargo y del silencioso calvario que han vivido durante décadas. Uno de los aspectos que la película pone de relieve es la falta de reacción y el bloqueo que suelen tener estas personas, cuando han sido violadas en su infancia, completamente desprotegidas y sin poder asumir su trauma. No osan hablar cuando son niños, en su mayoría, y ya de adultos les cuesta mucho confesar que fueron víctimas. Incluso, algunos, no consiguen liberarse jamás. De hecho, uno de los triunfos de la asociación “Palabra liberada” ha sido anular la prescripción en el tiempo de estos delitos, lo que implica que todos los testimonios pueden ser válidos ahora, aunque sean de hace mucho tiempo. Ozon cuenta magistralmente cómo uno tras otro se van liberando como si se tratase de una cadena de que se va soltando para alcanzar la libertad. De ahí, la creación de la asociación “Palabra liberada”, todo un hito en Francia por ser la mayor organización establecida para denunciar a una cierta Iglesia, que apoya las atrocidades de un sacerdote. François Ozon penetra en la psiquis de cada una de las tres víctimas protagonistas, mostrándonos sus reparos, sus angustias y su entorno familiar. Muchos de ellos han sido hombres que han pagado un duro tributo tanto psicológico como físico, en algunos casos, a lo largo de sus vidas. Repercusiones que han sido, para muchos de ellos, también, a nivel religioso. Algunos rechazando la iglesia en la que creían de niños, otros manteniéndose en su fe, pero casi todos, con serias dudas de su planteamiento inicial. Excelentemente interpretado por grandes actores franceses del momento como Melvil Poupaud, Denis Ménochet o Swann Arlaud, que encarnan a tres de los personajes reales que fundaron la asociación como Alexandre, François y Pierre Emmanuel, el film retrata con autenticidad, intensidad y un sentido casi documental y testimonial en numerosos momentos, a los “héroes” que supieron luchar contra su sufrimiento, sacarlo a la luz, rompiendo las tinieblas de una Iglesia católica, todavía, hoy, demasiado oscura.
Estreno en España: 17 de abril 2019
Carmen Pined
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