Suecia, 2018 Título original: Unga Astrid Dirección: Pernilla Fisher Chistensen Guion: Kim Fupz Aakeson, Pernille Fischer Christensen Reparto: Alba August, Tryne Dirholm, Björn Gustafsson Duración: 123 minutos
Toda historia alegre tiene su cara oculta. Toda vida, aparentemente feliz, exitosa y despreocupada, suele esconder aspectos más sombríos y tristes. Este es el caso de la escritora Astrid Lindgren, la célebre autora de la serie literaria “Pippi Calzaslargas”, leída y admirada por varias generaciones de niños y adultos. Astrid Lindgren, antes de convertirse en la aclamada autora infantil, conoció en su primera juventud una vida azarosa, difícil, resultando muy traumatizada por un acontecimiento vital que le supuso una gran tristeza. Proveniente de un pequeño pueblo sueco, anticuado y muy rígido por sus convenciones religiosas y burguesas, la jovencísima Astrid se encuentra asfixiada por su entorno. Aprovechando la oportunidad que se le brinda de trabajar en la pequeña redacción del periódico de su pueblo, conoce al director, un hombre maduro y divorciado con hijos, del que se enamora. El film de Pernille Fisher Christensen, de perfecta factura técnica (buena fotografía, agradable música, guion correcto) se centra en esta parte de la vida de la autora de “Pippi”, antes de que ésta escribiera los libros y se convirtiera en una de las autoras infantiles más famosas del mundo. Esto es precisamente lo mejor y, paradójicamente, lo peor de la historia. El aspecto positivo es que nos descubre la cara oculta y desgraciada de Astrid Lindgren, interpretada, con veracidad, por Alba August, hija del director danés Bille August (“Pelle, el conquistador”) y de la actriz sueca Pernilla August (“La mejores intenciones”). Aspectos como su sufrimiento al ser madre soltera en una sociedad donde no estaba bien visto, su afán feminista por valerse por sí misma, su capacidad de lucha frente a una sociedad cerrada y machista… Pero, la parte negativa es que el film se centra demasiado en esta parte, sobrevolando, a penas, el tema de la inspiración, de los orígenes que llevaron a la escritora a imaginar una niña tan revolucionaria y original como el personaje de “Pippi”. Sí, se habla de que es, durante una enfermedad de su hijo, en 1941, cuando ella, para serenarle y dormirle, le empieza a contar lo que sería el germen de la historia de “Pippi Calzaslargas”. Pero, si bien, se intuye lo que vendría luego, es más porque lo sabemos por la realidad que por lo que la película nos cuenta. El nexo entre cómo surge esa niña tan peculiar y traviesa, tan feminista en otro sentido, porque hace lo que le viene en gana, sin la tutela paterna, en la mente de Astrid Lindgren y cómo se plasma luego en una obra de colosal repercusión no está conseguido en el film. Falta más explicación, resultando demasiado opaco el nacimiento de su creación literaria. Sobran unas escenas en las que vemos a la autora de mayor, de espaldas y voces en off de niños que admiran su obra. Demasiado estereotipado y evidente porque nadie ignora la importancia en la literatura infantil universal de “Pippi Calzaslargas”. Por el contrario, se siente que la película, bastante amena y bien rodada por otro lado, ha contado una parte interesante de la vida de Lindgren pero no ha conseguido sacar todo el provecho y relacionar con fluidez el origen y la consecuencia entre la vida y la obra de la autora.
Estreno en España: 29 de marzo 2019
Carmen Pineda
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