"Lola Pater" es una comedia dramática que nos habla de tolerancia, de amor y de libertad. Dirigida por el realizador Nadir Moknèche ("El harén de Madame Osmane"), la película muestra, con mucha ternura, cómo los seres humanos debemos anteponer el respeto a nuestro egoísmo o supuestas convicciones y aceptar que los demás quieran vivir sus vidas como deseen. La impresión que nos deja "Lola Pater" es la de reconciliación con el género humano y la de la importancia de la familia. El film está realizado con sentimiento y sensibilidad, manteniendo siempre ciertas dosis de humor, que aportan vitalidad a la narración.
La historia cuenta cómo Zino, un joven de 27 años, tras la muerte de su madre, decide ir en busca de su progenitor, al que no ve desde hace dos décadas. Farid les abandonó cuando él era un niño y por eso, para Zino, anímicamente, es necesario recuperarle. Sin embargo, le esperan grandes sorpresas al encontrarse con algo que no esperaba en absoluto. Y es aquí donde se centra esta historia de secretos, de nostalgia por el pasado y por la familia perdida. Sin embargo, Nadir Moknèche no ha querido recrearse en el drama o en la tristeza más absoluta, sino que le da una vuelta de tuerca a la historia, dirigiéndola hacia la esperanza y hacia el amor, por encima de todo.
Bien interpretada en su conjunto, "Lola Pater" se apoya, no obstante, casi en su integridad en la interpretación de la gran dama del cine francés, Fanny Ardant, la que fue musa de François Truffaut, además de su mujer, y con el que trabajó en films tan bellos como "La mujer de al lado", junto a Gérard Depardieu. Fanny Ardant sostiene el film, acompañada por el joven actor Tewfik Jallab, en el papel de Zino. La presencia de Ardant, encarnando la compleja personalidad de su personaje, es una auténtica maravilla. Un papel difícil que ella hace totalmente creíble con su impresionante físico, ya maduro, pero siempre elegante y personal. Desde luego, se trata de un gran hallazgo por parte de Nadir Moknèche porque Fanny Ardant le da un empaque a la historia y una melancolía, a través de sus grandes y hermosos ojos oscuros, que son esenciales para la credibilidad de la historia.
Si de algo adolece la película, es quizás de una cierta dispersión en la narración y en el montaje. Falta un poco más de fluidez narrativa entre las escenas, lo que hace perder un tanto el ritmo a la película, en algunos momentos. Sin embargo, el film se sigue muy bien, en su globalidad. No perdemos la curiosidad por lo que pueda ocurrir, algo que no sabemos hasta el final. La película está contada un poco a la manera de un film de suspense en el sentido que vamos descubriendo hechos poco a poco, desvelándose, con cautela, los misterios del pasado que explican el presente. Muy bien planteada, también, la crítica social hacia la diferencia sexual. Nadir Moknèche lo hace con delicadeza, sensibilidad pero también, dejando su sello de denuncia hacia ciertas situaciones, a menudo, incomprendidas por mucha gente.
Una bonita fotografía y una melancólica banda sonora (la música, el arte, y el baile están muy presentes en la película) coronan una bella historia de amor paterno-filial y sobre todo, de devoción por la vida.
Carmen Pineda
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