"El orden divino"
Suiza, 2017 Título original: Die gottliche ordnung Dirección & Guion: Petra Volpe Reparto: Marie Leuenberger, Maximilian Simonischek, Sibyille Brunner, Duración: 82 minutos***
Avalada con numerosos premios como el de la Asociación de mujeres cineastas Cima en el Festival de Gijón, el de mejor directora a Petra Volpe, el de mejor actriz a Marie Leuenberger y el del público (estos tres en el Festival de Tribeca de Nueva York), "El orden divino" es una joya surgida de la modesta cinematografía suiza. Seleccionada, además, por Suiza para los Oscars 2018, la película es una revelación tanto a nivel narrativo como informativo.
Narra las vicisitudes de una serie de mujeres rurales en la Suiza más profunda que deciden luchar por apoyar el voto femenino, ante la inminencia del referéndum sobre el sufragio que tuvo lugar, en el país, en el año 1971. Mientras que el mundo reclamaba la liberación de la mujer, la igualdad con el hombre, la visibilidad femenina en todos sus aspectos con revueltas sociales, manifestaciones o acontecimientos como Mayo del 68, los cantones suizos seguían viviendo en un "status quo" que situaba a la mujer, por costumbre y por ley, por debajo del hombre y casi en el siglo XIX. "El orden divino", cuyo título hace alusión, precisamente, a este posicionamiento femenino inferior, decretado, según los habitantes masculinos de la Suiza rural, por Dios, es una encantadora película, brillantemente dosificada con trazos de humor, crítica social, drama y sobre todo, mucha dulzura. Esta última se expresa en el carácter ingenuo y femenino de las protagonistas que, sin embargo, sacan su lado más combativo, luchador y fuerte para salir de una aberrante situación que condenaba, todavía en 1971, a las mujeres suizas a no votar, sin poder participar en ningún desarrollo político de su país.
El guion de Petra Volpe es ágil, cautivador y provoca situaciones de emoción muy conseguidas, en la descripción de la psicología y la vida de unas mujeres que sin tener nada, ni su propio orgullo de personas, lo van recuperando con la voluntad de crear un mundo más justo. La película es ideal para todo tipo de público, por su connotación de empatía, sensibilidad y humor. Aunque critica la situación humillante e injusta de las mujeres suizas de ese momento, sin derecho a voto ni a tener palabra, el film no deja resquicio para la amargura o la acritud. Volpe enfoca su historia con cariño, "salvando" incluso a varios de los protagonistas masculinos y, por otro lado, haciéndonos ver, también, en un deseo de equidad, que las propias mujeres, unas por miedo al marido, otras por convicciones anticuadas, se oponían al voto femenino.
Si la emoción, la risa y las lágrimas están aseguradas en "El orden divino", el capítulo que nos traslada a un capítulo desconocido de la historia del viejo continente, contando una historia necesaria, es digno de valorarse. Es curioso y parece casi de broma que en una época relativamente reciente, en uno de los países más ricos de Europa, existiera un atraso social de ese calibre. Que en 1971, las mujeres suizas todavía no pudiesen votar en su país, llama la atención. Es en este ambiente, en el que Nora (interpretado con sutileza por la encantadora actriz Marie Leuenberger), una joven ama de casa y madre de dos hijos de un pintoresco pueblecito en medio de las montañas, comprenderá que tienen que cambia rlas cosas frente al inmovilismo pétreo de la sociedad en la que vive. Nora es una persona tranquila que cuenta con la simpatía de todo el pueblo. Cuando su marido le prohíbe aceptar un trabajo a tiempo parcial, la frustración la lleva a convertirse en el paradigma del movimiento sufragista de su ciudad. Su nueva fama conlleva humillación, amenazas y el posible fin de su matrimonio, pero ella se niega a dar marcha atrás y convence a las mujeres del pueblo para ir a la huelga mientras descubre aspectos sorprendentes sobre su propia liberación. Las tranquilas vidas de sus vecinos se verán afectadas por completo. Con este guion aparentemente sencillo, Petra Volpe hila una serie de historias de mujeres, no solo la de Nora, que conforman un estupendo mosaico narrativo y que demuestra que muchas veces desde la sencillez, la modestia y las convicciones justas, se pueden derribar fortalezas.
Carmen Pineda
|
 |