Ruben Östlund se está convirtiendo en uno de los directores europeos más provocadores, estimulantes y divertidos del panorama actual. Si la norma que impera en el cine de hoy en día son films más bien anodinos, de los que salimos con una penosa sensación de "déjà vu", el cine del director sueco, es siempre diferente y brillante, a pesar de que se le puedan achacar ciertos defectos. Aspectos negativos como, por ejemplo, una duración excesiva de sus películas donde quizás quiere retratar demasiado minuciosamente los vericuetos de una cruda realidad hasta en sus rincones más absurdos y patéticos, perdiéndose demasiado en el detalle. O una visión un tanto críptica de los sentimientos y reacciones psicológicas de los personajes a los que disecciona de una manera un tanto fría, motivando un cierto distanciamiento entre éstos y el espectador. Sin embargo, como decía en un principio, el cine de Ruben Östlund es, ante todo, "agitador". Agita nuestras conciencias, nuestra ética, nuestra visión y nuestro comportamiento. Provocar para una película ya es un gran mérito y si está bien hecha en su conjunto como es el caso de "The square" mejor. Si ya en "Fuerza mayor", el director demostró con creces este don para sobresaltar y dinamitar lo polémicamente correcto, planteando una terrible reacción por parte de un padre de familia, aquí, en "The square", ganadora de la Palma de Oro en el pasado Festival de Cannes, vuelve a ponernos en la tesitura de una situación muy incómoda. El film es una reflexión sobre el comportamiento humano, sobre la hipocresía y sobre lo que hacemos en la teoría pero que luego no se plasma en la práctica. Todo ello, en el marco de un surrealista y grotesco museo de arte contemporáneo, que reúne, por así decirlo en su concepto y en su filosofía, todos los vicios, frivolidades y estupideces de la sociedad actual. "The square", como bien dice el título es un cuadrado, una plaza donde tiene cabida un pseudo test que el museo pone en marcha para comprobar las reacciones humanas. En este contexto, Christian (interpretado por el actor danés Claes Bang), jefe conservador de la institución, es el máximo exponente de este paradigma que oscila entre el "buenismo" y la realidad de las actitudes humanas. La película contiene algunas escenas profundamente divertidas, de un humor procaz, agudo, surrealista y tremendamente inteligente, que no solo nos llevan a la carcajada sino a la reflexión de porqué nos estamos riendo. "The square" es una crítica al egoísmo humano, a los pequeños vicios confesables e inconfesables, al sentido del arte moderno, muchas veces completamente absurdo, pero que nadie se atreve a denostar demasiado, por el qué diran... Östlund, a lo largo de 144 minutos, elabora todo un manual de la sociedad actual, con maestría, perspicacia y un tremendo humor del que casi nadie sale bien parado.
Carmen Pineda
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