No podía haber debutado mejor el inglés William Oldroyd con este film tan medido, tan sobrio y tan expresivo a la vez. Contando una historia desde las imágenes más que desde los diálogos, Oldroyd ha conseguido reflejar, con gran maestría, en finos trazos, la maldad humana más desesperada. Rodada con numerosos planos fijos, centrándose a menudo en el rostro de Katherine, la protagonista, soberbiamente interpretada por la jovencísima Florence Pugh y recreándose en escenarios naturales que nos recuerdan al ambiente de "Cumbres Borrascosas", la película nos deja un poso de inquietud moral muy revelador. "Lady Macbeth", como indica su título, posee reminiscencias de la célebre historia de Macbeth, personaje dispuesto a todo por conseguir sus fines, como la protagonista de esta película. Una historia tan universal pero tan inglesa también que no podía ser de otra manera ni estar rodada en otro ambiente. El film se sitúa en la Inglaterra de la segunda mitad del siglo XIX, en el campo inglés, donde habita Katherine, prácticamente "comprada" por su marido, para darle descendencia. La joven, que al principio aceptará su triste vida junto a un marido y a un suegro, tremendamente crueles y despiadados, se despierta moralmente el día que conoce a Sebastian, un pobre trabajador de la finca de su marido. La pasión desbordante de la joven la empujará hacia un trágico destino. Todo este proceso está narrado gracias fundamentalmente a las imágenes concisas y medidas más que a las palabras. Los silencios de la película son muy explícitos y hay que aprender a oírlos, así como a descifrar la turbulenta mirada de Florence. No hay prácticamente música en toda la película. Y, lo increíble del film, es que en ningún momento aburre porque todo está soberbiamente medido. Las elipsis están donde deben y lo visual adquiera la importancia que todo buen cine tiene que poseer. La tragedia que vamos a presenciar va germinando en el interior de los personajes, sobre todo en la compleja y atormentada psicología de Katherine, cuya angustia y desesperación la harán reaccionar como un ser salvaje. Todo ello, fruto fundamentalmente, de una sociedad reprimida, perversa e intransigente como era en una cierta medida la Inglaterra victoriana del XIX. Por eso, "Lady Macbeth" contiene un espléndido retrato de ese ambiente, de las diferencias sociales, de las rígidas costumbres, de la religión y sobre todo de la situación de la mujer en la época. La lady Macbeth del film, según se vea, puede ser víctima y verdugo a la vez. Una dualidad que Oldroyd matiza y expone, dejándonos a nuestro entender la solución. ¿Qué haríamos nosotros en una situación similar, en un contexto parecido? Por todo ello, "Lady Macbeth" es una gran película. Posee una fuerza, una exactitud en el tono y unas espléndidas interpretaciones. Además, nos plantea un dilema moral sobre el individuo, sobre las causas y las consecuencias de nuestros actos, que, en ocasiones, se pueden adueñar de nosotros, sin poderlos controlar, cuando la desesperación llega a lo más extremo.
Carmen Pineda
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