Hay pocas películas donde la verdad se esconda tanto, como en esta cinta de Wim Wenders titulada El amigo americano (1977), una estupenda cinta que nos sumerge en una tensión creciente, basada en la novela de Patricia Highsmith, esta nos dejó una honda huella tras su lectura, porque la escritora sabía mantener la tensión de sus historias hasta el final. Hoy que ha fallecido el gran Bruno Ganz le rindo homenaje al recordar esta gran interpretación. Tras sucesivos intentos, Wenders obtendría los derechos de Ripley´s Game de la que realizaría una adaptación libre. Es la historia de Jonathan Zimmerman, un encuadrador europeo aquejado de una grave enfermedad degenerativa de la sangre que viendo próximo el fin de su vida y pensando dejar a su familia una suculenta herencia, acepta la oferta de un gánster para asesinar a varias personas. El protagonista debe matar a un miembro de una banda mafiosa en el metro de París. La secuencia en que sucede la acción es apasionante, vemos a Jonathan perseguir al gánster, sufriendo todo el rato porque no es un asesino y debe cometer un crimen, la tensión se respira en cada escena. En esa persecución, Jonathan se duerme en el metro y pierde a la víctima, enseña la pistola, todo son errores, al final asesina a la víctima pero no es un profesional, cuando tiene que matar a otra persona en el tren, será Ripley (interpretado majestuosamente por Dennis Hopper) el que concluya el acto. Jonathan es torpe, ya que es un hombre bueno que se ve abocado a la locura del crimen (hay que decir que Bruno Ganz está genial). Toda la película está plagada de mentiras, precisamente son estas las que desconciertan al espectador. Ripley escribe un falso telegrama en nombre de un amigo del protagonista, donde se interesa por el agravamiento de la enfermedad. No es casual que los falsarios de la película sean directores de cine, aparecen Dennis Hopper, Nicholas Ray o Sam Fuller, porque estos son reflejos de la mentira que supone el celuloide, la mentira de las sombras. La diferencia de cromatismo es fundamental en la película y está claramente relacionada con esa mentira que pervive todo el tiempo, hay una búsqueda incesante de la verdad, porque Wenders utiliza desde el principio colores como el azul en la estación de metro, esos reflectores azules que son los monitores de televisión, también aparece el rojo del cielo cuando Jonathan llega a la Defense. Las ciudades que aparecen en la película tienen un aspecto desolado, clara radiografía de la soledad del protagonista, engañado continuamente, ya que en realidad no está grave, pero en toda la película siente la amenaza de la muerte que se acerca. La presencia del azul es clave, es el color de la enfermedad en el universo de Wenders, recorre ese color todo espacio, desde el cuadro que aparece al principio de la película cuando conoce al falso marchante que es Ripley hasta ese metro donde el azul inunda la pantalla. El cielo nocturno de Hamburgo también es azul, hay una sensación de irrealidad en toda la película que va in crescendo para que dejarnos siempre arraigados en un ámbito de fantasmagoría. La amistad entre Jonathan y Ripley es importante, porque ambos admiran lo que el otro tiene, el primero envidia el arrojo del segundo, Ripley admira la honestidad y el mundo familiar de Jonathan. Este se irá alejando de su familia, porque le atrae este hombre siniestro, tan distinto a la imagen de sí mismo. Existen dobles de los personajes, se ven desdoblados, Jonathan antes de cometer su segundo asesinato, se mira en el espejo y contempla su imagen, ya es un hombre extraño ante su propio rostro, Ripley aparece de noche en un balcón mirando la ciudad, como si fuese un vampiro, clara referencia al Nosferatu de Murnau. La mansión de Ripley es otro lugar que ofrece una fantasmagórica imagen, ya que Ripley es siempre un ser errante, extraño y vampírico. Jonathan muere frente al mar, en una imagen donde Bruno Ganz está espléndido, hay una luminosidad impresionante, opuesta totalmente a los espacios de luz opaca de los asesinatos que este había cometido, en ese contraste nos damos cuenta que Wenders está enamorado de la luz en esta película, esta tiene un sentido argumental, esta interiorizada en los rostros de los personajes principales. El sonido del mar, espacio en constante movimiento, símbolo aquí de la vida, enlaza la muerte del artesano con el último plano de la película. Ripley le dice a Jonathan que han llegado al final del camino, porque la película es un no retorno, tras la muerte ya no hay nada, todo es un espacio de luz que choca en el mar, el protagonista muere, como fenece el cine que ya no volverá jamás, metáfora de Wenders en busca de un cine verdadero que suplante al que ya ha caducado. Hay una nueva manera de mirar el cine, necesitamos entonces otra esperanza, una ilusión para que la antigua Hamburgo deje paso a un espacio de luz, una nueva ciudad lejos ya de la Alemania del pasado. Con ese final, la peripecia de Jonathan y Ripley, héroes griegos que han de desaparecer, ya no son válidos para un tiempo nuevo, con ello, Wenders finaliza su película, una obra maestra indiscutible donde las mentiras están presentes, hay una búsqueda de la verdad que acaba en el mar y en la nada, que es toda vida al fin y al cabo.
Pedro García Cueto
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