Un año negro para el cine español
Asisto estupefacto a la pérdida de grandes actores en el cine español, durante este año y finales del año 2012, nuestro cine ha visto como la parca se llevaba a maestros del cine como Tony Leblanc (inolvidable actor cómico en tantas películas de los cincuenta y los sesenta), a Juan Luis Galiardo (uno de los actores más sólidos y temperamentales de nuestro cine, además, por experiencia propia, cuando lo conocí, un hombre de una gran cultura), Carlos Larrañaga (uno de nuestros galanes de siempre), Alfredo Landa (uno de los más grandes de nuestro cine, maestro del drama y la comedia), Fernando Guillén (excelente actor de teatro, inolvidable Don Juan Tenorio en los Estudios uno, en televisión, en los setenta), José Sancho (buen actor de cine, gran actor haciendo de personajes como el pintor Sorolla o de Tarancón, en series de televisión, además de gran actor de teatro, un valenciano de gran temperamento), Sancho Gracia (nuestro inolvidable Curro Jiménez y actor de tantas películas españolas de comedia y drama), Sara Montiel (la bellísima Sara, nuestra gran actriz de los cincuenta en Hollywood), Maruja Asquerino (una actriz imborrable en la película Surcos y en tantas otras), ahora asistimos también al fallecimiento del gran productor de cine, Elías Querejeta, el cual produjo muchas de las obras maestras de nuestro cine como Cría Cuervos, Elisa, vida mía o El desencanto, además hemos perdido a un excelente actor de doblaje, también hombre de televisión y radio, Constantino Romero. Todo ello, nos parece hablar de un annus horribilis en nuestro cine, plagado de fallecimientos, pero siempre quedan sus películas, lo mucho que hemos disfrutado con ellos, actores de más de sesenta años la mayoría, algunos ya en los ochenta, pero todos ellos, maestros en ese sentido del humor que ha caracterizado nuestro cine, lo que no excluye la capacidad dramática de todos ellos, como demostró, entre otros, el gran Landa cuando nos dejó una gran interpretación como Paco, el Bajo, en Los santos inocentes, de Mario Camus, basada en la novela de Miguel Delibes, lo que le llevó a ganar el Premio de Cannes, junto a Paco Rabal (otro grande fallecido hace ya algo má de una década) por la misma película, el premio se lo dio Dirk Bogarde y al ver a Landa, el cual dio un gran beso en la cara al refinado y magistral actor británico, este le dijo que tenía unos ojos grandes y especiales, una rara avis en la historia del cine. También nos regaló su maravillosa interpretación dramática como Germán Areta, el detective de El crack, de José Luis Garci. Se nos han ido todos ellos, los ojos de Sarita Montiel, bellos como pocos en Veracruz o en El último cuplé, la sonrisa y la vis cómica de Tony Leblanc en Los tramposos o en tantas comedias con nuestra Concha Velasco, la fuerza interpretativa de Pepe Sancho en Carne Trémula de nuestro Almodóvar, la gran personalidad de Juan Luis Galiardo en el Don Juan en los infiernos o la galanura de Carlos Larrañaga en las comedias románticas españolas, pero nos deja también ese productor de tan larga trayectoria, constante y tenaz que, gracias a él y a su vocación y esfuerzo, se pudieron llevar a cabo grandes películas de Saura, de Chávarri y de tantos otros directores de prestigio, Elías Querejeta. Por perder este año, hemos perdido a uno de nuestros payasos de la tele, que nos enriqueció la vida de niños, Emilio Aragón, Miliki. Todo ello, me sirve para reflexionar y pensar que el cine los ha hecho inmortales, su poder en la pantalla, nos obliga a verlos siempre como eran, podemos disfrutar de sus años dorados, para que siempre, los que amamos el cine español, podamos volver a ver películas tan inolvidables como Surcos, donde María o Maruja Asquerino estuvo prodigiosa o las cintas del llamado landismo, películas muy denostadas, pero que aún, si volvemos a verlas, nos hacen pasar un buen rato, donde el cine ya no es calidad, sino entretenimiento, a veces necesario ante tantos dramas de la vida. Año maldito, pero nos quedamos con el cine que se está haciendo como la nueva película de la hija de Elías Querejeta, Gracia Querejeta, Quince años y un día, con una Maribel Verdú excelente, en su línea de gran actriz, nos quedamos con esas cintas sorprendentes como El hijo del Caín, donde Coronado está muy bien, demostrando lo buen actor que es siempre, en su papel de padre de un niño perverso. Adiós a los grandes, que sirvan de inspiración a los más jóvenes, para que aprendan de ese cine que se va, que no olvidaremos los cinéfilos que pasamos largas horas en la Filmoteca, llenando de ilusión nuestra adolescencia, viendo películas tan maravillosas como Cría Cuervos, El desencanto, Los santos inocentes o volviendo a ver en la televisión el mejor cine de los cincuenta, nuestras comedias con esos Tony Leblanc, Rafael Alonso, Fernando Fernán Gómez o López Vázquez, entre otros muchos, actores de la vida real, sencillos como cualquiera de nosotros, tan buenos actores como Gassman, Tognazzi o Alberto Sordi, entre otros. Mi homenaje a todos ellos en este año en que se nos van, una gran escuela de la que deben aprender nuestros jóvenes actores para que el cine español no sucumba ante el cine americano, para que, junto a cines tan notables como el argentino (con actores prodigiosos como Ricardo Darín o Cecilia Roth, sin olvidar al gran Héctor Alterio, tan habitual en nuestro cine), sigamos admirando lo nuestro, tan necesario para seguir viviendo. Pedro García Cueto |
![]() Jose Sancho
![]() Sara Montiel
![]() Alfredo Landa
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