Flor de fango

México, 2011
Dirección y guión: Guillermo González Montes
Reparto: Claudia Ramírez, Odiseo Bichir, Claudia Zepeda
Duración: 100 minutos

Nota Cinecritic
Regular

Quizás la parte más obscura de la psique humana es aquella que se relaciona con la obsesión enferma de una persona hacia el sexo opuesto, en la forma que se desvíe de cualquier otra situación de índole familiar, profesional o personal; y hasta dónde pueden llegar los celos y la pasión por lo prohibido.
Teniendo como marco la Ciudad de México y el puerto de Tampico, en una historia de celos rabia y obsesión; un hombre común lleva su pasión por una adolescente que cuenta con una muy mala reputación y que queda a cargo de él y su esposa por encargo de la madrina de la chiquilla quien muere debido a su avanzada edad. La estadía de la chica en la casa de ellos provoca un alud de situaciones que derivan en la caída del esposo a una vorágine de hechos obtusos hasta resultar en el envilecimiento de un hombre por un capricho sexual extremo.
Al escapar la muchacha, siguiendo un antiguo novio, el esposo no se detiene a pensar en las consecuencias de tirar todo por el caño con tal de obtener eso que busca en la chiquilla. Al conocer la huida y posible destino de la muchacha, se enfrasca en una cacería de fantasmas al recorrer la ciudad y el puerto tratando de localizarla y enfrentando al sub mundo urbano de la prostitución, trata de blancas y lenocinio; sin más armas que su obsesión y su celo enfermo; encara la podredumbre y envilecimiento de lenones y chichifos, llegando al homicidio en un afán pseudo heroico por una supuesta damisela. Con un final completamente predecible, pretendiendo un giro dramático, el director corona un trabajo medianamente logrado.
Odiseo Bichir, (Las bicicletas, 2009; Colosio, 2012) interpretando al esposo obseso, no logra del todo convencer de la pasión delirante que consume al personaje y a pesar de la experiencia actoral que ostenta, no se logra un trabajo excepcional. Claudia Ramírez (Sexo, amor y otras perversiones, 2006; Solo con tu pareja, 1991) aparece en un personaje que bien podría haber sido un cameo por la poca aparición, siendo que el personaje podría haber tenido más peso dentro de la cinta; se ve opaco y sin fuerza y con tantos símbolos dentro de la cinta se hubiere logrado una confrontación que diera más credibilidad a la historia de su consorte. Claudia Zepeda (Perras, 2010) creyendo que tan solo una cara bonita puede lograr una actuación, se queda corta, limitada; el personaje era para irradiar una sensualidad animal que provocara lasciva con solo verla; sin embargo, se siente corta y a veces sosa; la escena del escritorio era magnifica para desembocar una concupiscencia animal a verla coquetear de manera descarada con el marido, tratando de probar la ecuanimidad y el auto control de un hombre civilizado; sin caer en el desnudo innecesario, tan solo en la sexualidad floreciente de una adolescente. el director Guillermo González Montes, sale medianamente bien de su primer largometraje pero no se vislumbra un arquitecto del buen cine de director, tan solo se podría aspirar a un mediocre director de cintas comerciales; pudiendo seguir las instrucciones de los productores para lograr trabajos que produzcan dinero sin exigir mucho a cambio. La historia pudo haber logrado más en términos de búsqueda actoral y revolución del psique humano, en términos de escarbar la fantasía destructiva que yace en lo profundo de la parte bestial del hombre común, dominado por una sociedad que controla el más mínimo atisbo de instinto animal primitivo.
El filme no muestra nada fuera de lo ya hecho y realizado, sin comprometerse a la deliberación profunda de un argumento que invite al espectador a pensar o al menos a poner en duda lo establecido; tanto argumentos que pudieren dar más de sí y tan solo quedan en solaces esbozos, en medianamente escuetos trazos de falaz historia. Quizás la película, el argumento, las locaciones eran para más, se podría haber exprimido al actor hasta hacerle saltar la profundidad del morbo, despedazarle y sobajarle por buscar una pasión insana, demacrarlo y verlo sucumbir en el paroxismo de la desesperación; o quizá solo dejarlo en un intento de historia como sucedió esta vez. Quizás pido demasiado a un cine mexicano que aún yace entre lo comercial y la protesta social. Como espectadores debemos exigir mejores propuestas fílmicas a las compañías productoras, estamos de acuerdo que el cine es un negocio y se necesita una remuneración para mantener la industria pero eso no significa el sacrificio de la cultura y la inteligencia de la audiencia; lo más probable es que continuemos quedándonos con trabajitos medianos, y consumir tan solo productos comerciales y sin substancia.

Javier Mora

BBBACK

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