Cinéfilo, moderno y con los "pies en la tierra", Héctor Herce es un joven director, lleno de ímpetu e ilusión, que ya ha firmado dos cortos brillantes, "Las flores de plástico no se marchitan" y "No odies al jugador", éste último, seleccionado para el Festival de cine de Tel-Aviv 2018. Guionista y director, Herce compagina su labor de dirección de cortos con la realización de videoclips y de fashion films, algunos de ellos premiados, buscando siempre un sello o un lenguaje particular y original. En esta entrevista a cinecritic.biz, el joven director madrileño nos revela su forma de ver el cine, sus pasiones y sus inquietudes.
¿Cómo se inicia tu pasión por el cine? Yo estudiaba economía pero como a los dos años, empecé a no sentirme muy vinculado a la carrera. Me pasaba todos los días, en casa, viendo cine. Me pasé 3 o 4 años viendo 4 películas diarias. Llegó un momento en que la pasión se convirtió en la profesión. Incluso empecé, durante la carrera, rodando cortos. Ahí, descubrí la pasión por el cine. Afortunadamente, en mi casa, siempre ha habido un gusto por la literatura y el cine y lo había "mamado". Pero, fue durante la carrera, cuando descubrí esta pasión. Sobre todo, a raíz de un ciclo en Televisión de Scorsese, en el que pusieron "Uno de los nuestros" y "Casino". Aluciné. Creo que Scorsese es el tipo que mejor entiende el lenguaje cinematográfico, entre los directores modernos del mainstream americano. En ese momento, aluciné con las roturas de la cuarta pared, travelings expresivos…Ahí, empecé a descubrir cine clásico, el neorrealismo…A partir de ahí, terminé la carrera de economía y me metí en la escuela de cine de Madrid, la ECAM.
¿Cómo empieza tu camino en el mundo del cine? Me metí en una productora del hijo de la actriz Loles León, como asistente. Ese fue mi primer acercamiento al audiovisual. Pero, no me sentía cómodo en labores de producción y empecé a rodar por mi cuenta con mis amigos. Yo siempre tenía mucha ambición estética pero no las materializaba del todo cuando me ponía a rodar. Empezamos a rodar con las Canon que brillaban mucho pero era un sistema asequible para los jóvenes. Rodamos los primeros cortos pero eran horrorosos! (risas) Quise borrarlos de internet pero no lo he conseguido. Un poco como Kubrick cuando hizo su primera película. En la escuela, adquirí la profesionalización y aprendí la segmentación del cine. Aunque, luego, los mecanismos de la escuela cada uno los hace suyos. Te enseñan los valores de la industria y aprendes de ello.
¿En qué directores buscas tu inspiración? Al principio era muy cinéfilo y lo sigo siendo pero ya no tengo tanto tiempo para ver películas (gracias a Dios!). Entre mis referencias cinematográficas, está, en primer lugar, Godard. Es modernísimo, innovador. Hoy en día, la gente joven está haciendo cosas que hizo Godard hace 50 años. Si eso está vigente, es porque ha tenido una palabra muy grande en el cine. Orson Welles es también mi director de cabecera total. Es el mayor talento que ha habido. Godard me gusta lo que ha investigado y creado pero es verdad que hay algunos de sus films que no conectan tanto con la emoción. Y, a mí, me interesa más conectar con la emoción que con unas formas. Wong Kar-wai también es mi referencia. Quiero decir también que, al meterme en esta profesión, me he ido dando cuenta, que hay muchos otros cineastas que trabajan en otros formatos y no hacen películas al modo tradicional. El audiovisual es muy grande hoy en día y en internet, puedes distribuir todo, no solo películas de hora y media. Puedes distribuir videoclips, cortos, etc. Directores jóvenes como Nicolás Méndez, Luis Cervero o Pedro Martín Calero, que saltan fuera de España porque aquí no se valoran mucho los talentos creativos sino más lo seguro, me han influenciado mucho y los admiro enormemente. Mis referentes no son estrictamente cinematográficos sino del mundo del audiovisual. Hay que considerar cineastas también a autores de video clips, por ejemplo. Me gustaría que se les empezase a nombrar cuando la gente piensa en sus referentes. Rodar una pieza corta es tan cine como rodar una película de hora y media. Son lenguajes complicados, con otro ritmo pero igual de válido.
¿Qué dificultades encuentras a la hora de trabajar? Yo hago publicidad, video-clips, fashion films, cortos…Pero es cierto que siempre que tenga tiempo y una cámara, voy a rodar un cortometraje porque lo que me gustaría es llegar a hacer cine. Pero, de momento, cada uno intenta expresarse y rodar como puede. Por eso, si me llegan ofertas de trabajo de video-clips, yo voy a hacerlo. Tengo dos largos escritos y los muevo con productores que, incluso, conozco pero las respuestas no llegan. A veces, ni se leen tus guiones. Acceder a hacer cine en una posición en la que uno no tiene demasiados aliados o contactos es tan complicado! Tengo que tener o una posición más alta o recorrido en festivales. Es difícil entrar en el mercado. Por eso, hay muchas formas de expresión. En cuanto a los cortos, prefiero estrenarlos y que lo vea la gente que estar un año recorriendo festivales, en el circuito. Me interesa muchísimo más que la gente los vea, su opinión.
¿Qué opinas de los festivales? ¿Crees que pueden ayudar a los nuevos directores? Claro que pueden. Ahora, me voy a Tel-Aviv con "No odies al jugador". Este fin de semana, el corto ha estado en Valencia. Sí sirven. Por ejemplo, ahora en Tel-Aviv voy a una masterclass de Jacques Audiard que me encanta. Así, se aprende mucho y me parece muy interesante. Pero, para estar en el circuito de festivales, tienes que tener unas ciertas cualidades como cortometrajista que yo no poseo. Yo creo que no soy un gran cortometrajista. Hay gente que vive, incluso, de ello, de los premios que ganan en el circuito de festivales. Hay que tener la clave del corto. Además, hay muchos cortometrajistas que no dan el salto al largometraje o que lo dan mal, porque el corto tiene unas características que el largo no tiene. Por ejemplo, Borja Cobeaga nos decía que el corto tiene que tener un "punch", un golpe de efecto, como una bomba de relojería. La película tiene escenas que se complementan, donde sube, baja el ritmo con otros patrones emocionales. Son lenguajes diferentes. No siempre me han salido bien mis cortos y es porque he aplicado patrones del largo. Pero, ojalá, consiga hacer largos.
¿Valoras los premios? No especialmente. Valoro más estar seleccionado y que se aprecie mi obra. Soy sincero. El premio es eso: que tu película guste al público. Hasta ahora, he ganado premios modestos. Bueno, si gano un Oscar o un Goya supongo que será importante! (risas). Me hace más ilusión cuando gana un premio alguien de mi equipo.Suelo trabajar con Alejandro Huera como director de fotografía. Alguien que promete mucho. Cuando no edito yo, lo hago con Cayetana Reyes, una chica con un sentido del ritmo y de la edición genial. De actores, suelo trabajar con Max Lusón (el mejor actor de este país), Román Reyes, Marcelo Carvajal. Estamos empezando todos. Tienen mucho talento y espero que les vaya muy bien.
¿Qué te consideras más director o también guionista? Me considero director pero soy el escrit¿or y creativo de todos mis trabajos. Creo que la edición, la escritura y la dirección es lo fundamental. Me gusta manejar todo el proceso en cuanto a tiempos y márgenes, pero por una razón a nivel industrial. Así, controlando los tiempos, puedo dar una fecha de entrega de un trabajo. Algún día, supongo que seré solo director o director y escritor. Pero, también, aceptaré si alguien escribe o edita la obra. De momento, tengo que hacerlo yo todo.
Da la impresión que en tus cortos das mucha importancia a la fotografía, las luces, las sombras, los colores. Antes le daba demasiada importancia a la estética. Con el tiempo, he entendido que la emoción es lo más importante en el cine. La estética es importante pero atada a la emoción. Ahora busco la emoción pero desde un punto de vista estético. Cuando ves cine de un autor como Rohmer, por ejemplo, con un gusto marcado por los colores, la estética, la arquitectura, inspira. Me gusta dar relieve a estas cosas pero no desde un punto de vista gratuito sino emocional. En "No odies al jugador", hay muchas búsquedas formales que encuentro están bien. Pero, ahora, intento que si la cámara se mueve de una determinada forma, tenga un sentido. Intento llegar a este punto: mezclar la estética con la ética. Para mí, un ejemplo de esto es el director Gaspar Noé. Creo que la victoria pasa por aunar estética y emoción. De esta manera, intento tener mi propio lenguaje, a pesar de partir de una mente condicionada y contaminada.
A nivel narrativo ¿qué temas priorizas? Suelo tener una visión optimista de la vida. Me gusta ser liviano con los temas, siempre de forma positiva. Puedo abordar temas tristes o dramáticos pero casi siempre de forma colorida y más bien alegre. Me gusta introducir elementos de la cultura popular cinematográfica en mis obras. Está bien ser referencial. No plagiar pero me gusta meter guiños.
¿Qué te parece el cine español actual? No encuentro nada interesante en el cine español. Es de las más bajas a nivel europeo pero por el modelo industrial y no por el talento de los autores españoles. Creo que el modelo no fomenta nuevos cineastas y miradas propias. Hay miradas propias que están muy en los márgenes y no conectan con el público. Por ejemplo, Guerín. Intento ver mucho cine español porque es mi cultura pero no suelo conectar con ninguna película española. Me da pena porque soy español y es mi cultura. Pero, no veo retratada a mi generación, ni el día a día de la calle…Aunque, vi un film que se llama "Animals" de Marçal Forés qui sí me ha conmovido. Pero, no ha tenido casi repercusión. Me sorprende que muchos de los directores que hacen cosas interesantes, luego, no vuelven a hacer cine porque no ha interesado o no ha tenido la promoción o la distribución adecuadas. Con el cine español, estoy bastante desilusionado! Creo, que, a la larga, el hecho de que las nuevas generaciones no se identifiquen va a crear muchos problemas industriales o a lo mejor hay una revolución. Es responsabilidad de los productores de este país. El problema está en la industria o producción y no en la autoría. Incluso en festivales importantes, mainstreams, solo se prioriza al cine comercial. El cine comercial puede ser válido, como evasión, pero las películas deberían ser también una fuente de aprendizaje cultural o de descubrimiento del universo de un cineasta. Si educas a la gente, verá otras cosas.
¿Crees que se le da la importancia necesaria al cine en nuestra sociedad? Creo que no. A través del cine, aprendes historia, humanidades, cultura de otros países. El cine debería tener un puesto importante en la cultura y en la educación. Yo haría una asignatura de cine en el colegio. Es un vehículo trasmisor de ideas fundamental pero se le ha visto más como negocio que como arte. El cine es una manera de mirar y aprender esas miradas puede ser muy enriquecedor culturalmente. En mi generación, veo un movimiento cultural a nivel musical muy importante, por ejemplo, pero esto no funciona con el cine. No conecta con gente de mi generación. La industria no sigo el patrón generacional.
¿Qué proyectos tienes? Voy a rodar dos videoclips para un grupo madrileño que se llaman los Parrots. Acercaremos el cine al video. En Septiembre, a lo mejor, vuelvo a mover el tema del largo. Me gustaría hacer mi primera película antes de los 30 años.También, seguiré en publicidad, más que nada por mantenerme económicamente! Para dedicarse a esto, hay que poner tus energías al 100% pero yo tengo mucha ilusión y ganas de trabajar. Tengo claro que nadie va a llamar a tu puerta. Tienes que ser tú que vayas hacia los demás.
¿Cuál es tu película favorita? Son tres. "8 y medio" me parece genial pero también "Pierrot el loco" o "Deseando amar" son increíbles. Carmen Pineda
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